La historia de las síloges epigráficas elaboradas por intelectuales de gran vuelo o eruditos locales ?todos ellos a menudo viajeros empedernidos? arranca con fuerza a mediados del siglo XV para extenderse hasta el siglo XIX. Este volumen es una muestra de este furor epigraphicus que nos ha dejado un cúmulo de manuscritos que han dormido en muchos casos el sueño de los justos hasta hace unas décadas. El «viaje y el viajero» ?otra forma de referirnos a la «curiosidad y el curioso»? entre los siglos XV y XVII, emergen como medio y actor en la base de cualquier trabajo de recopilación de epígrafes. El volumen muestra estudios diversos sobre algunas de estas recopilaciones, desde los publicados y profusamente anotados Epigrammata Antiquae Urbis (1521) hasta los carnés de Charles de l?Écluse (1526?1609) y de Lukas Holste (1596?1661), sin olvidar los de figuras conocidas, como André de Resende (c. 1500?1573) y Francisco de Holanda (1517?1584), o desconocidas, como Alfonso Tavera (s. XVI). Cierra el volumen el trabajo sobre la labor de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras en pro del conocimiento epigráfico y arqueológico de las ciudades de la antigua Bética; y el estudio pormenorizado de la tradición manuscrita secular de un controvertido ?y existente? epígrafe de Moura.