Está la psiquiatría, está el psicoanálisis, ambos no se confunden. El psicoanálisis introdujo la revolución en la teoría y sobre todo en la práctica de la salud mental. Es a partir de dicho punto epistémico e histórico que los autores nos presentan sus reflexiones. Un punto fuerte constituye la brújula del texto: la anomalía es la definición misma del ser, ese ser que quiere encubrir por todos los medios aquello que lo constituye y que el psicoanálisis puso de relieve. Es decir, que a partir de dicho concepto que generalizan en la noción de «anomalía generalizada del sujeto» apuntan al corazón mismo del ser, sin por ello desdeñar la noción de diagnóstico, de estructura, de factores constitutivos. El mismo desarrollo del texto nos lleva a la puesta en movimiento de un amplio panorama de acciones, de modos de intervenciones en instituciones públicas existentes o creadas por el campo freudiano que, orientadas por la enseñanza de Jaques Lacan, dan una respuesta única a los síntomas contemporáneos. Hay manifestaciones, comportamientos, modalidades de respuesta inéditas ligadas al real de la época y a los que el psicoanalista se confronta y que encuentran en el psicoanálisis y particularmente en la enseñanza de Jacques Lacan y de Jacques-Alain Miller la respuesta apropiada. Entendemos por apropiada aquella que frente a las dificultades que ellas presentan no retroceden ni en la ética del acto ni en la particularidad del ser hablante Francisco-Hugo Freda