En un momento dominado por el irracionalismo nihilista o positivista, un pensador como Ratzinger, que en su encuentro con Habermas en enero de 2004 habló de «la luz divina de la razón», nos hace concebir la esperanza de que el cristianismo vuelva a salvar a la razón como ha hecho tantas veces en la historia. Jesús de Nazaret es un libro de pensamiento potente, luminoso y clarificador, un libro a favor del hombre y a favor de Dios; a favor, por ende, de la razón. Pensando con él comprendemos que el cristianismo no puede retirarse de la historia, que ha pasado la hora del ateísmo, que no podemos aceptar la instalación en la muerte de Dios, y que el «patrimonio cultural» de Europa es el que puede seguir diciéndonos lo que es lo justo para seguir caminando erguidos hacia el Reino que nos espera.