Sus decenas de entrevistas con familiares, amigos, colegas o alumnos que lo conocieron y trataron, su consulta exhaustiva de la bibliografía (con especial mención al corpus completo de cartas dirigidas a Katherine Whitmore), su rigor y su cariño desplegados en cada página son un paseo por la vida y la obra de quien formara parte, y fuera uno de sus máximos exponentes, de la generación del 27. Su familia, el amor, la devoción por la creación, sus lecturas, la amistad, la relación con los más brillantes intelectuales de su época, su trabajo en la enseñanza, la universidad, el exilio... toda una intensa existencia jalonada de personas, espacios y versos, de su mundo real y de su mundo poético, del Salinas hombre y del Salinas escritor.