"Fue en 1873, precisamente a raíz de su matrimonio con una muchacha danesa que compartía su pensión, cuando dieron comienzo sus escarceos pictóricos, alentado por sus contactos con jóvenes impresionistas. Cuando tomaba el lápiz, sus compañeros quedaban atónitos ante las aptitudes naturales que demostraba. Para Gauguin aquello no era más que un divertido juego que ocupaba su tiempo libre y “que a la vez le fascinaba, lo apaciguaba después del trabajo seco y mecánico del naco” (Paul Gauguin). Alentado por sus compañeros impresionistas, en cuyas exposiciones participaría entre 1876 y 1886, acabaría abandonando el empleo en el que tantas aptitudes mostraba para dedicarse decididamente a la pintura. Estuvo en Haití, La Martinica y las islas Marquesas. Su profundo interés por el arte oriental le condujo a un sintetismo delimitador de planos y manchas. En sus lienzos se evidencia el deseo de romper con los convencionalismos de la tradición realista.