A finales del siglo XIX París tomó el relevo a Roma como meca del arte. De este modo se comenzaron a marcar las pautas en lo referente a la producción artística para el arte contemporáneo, que no se concibe sin la mención de la capital francesa y de la propia Escuela de París. Con la profunda revolución que se comienza a fraguar a partir de 1905 los artistas españoles no sólo suponían un número importante en presencia, sino que desempeñarían un papel fundamental, convirtiéndose en protagonistas de excepción. Por ello en esta exposición es inexcusable la presencia de algunos artistas que son fundamentales en el devenir de las vanguardias históricas, caso de Picasso, Juan Gris y Joan Miró, que estarán acompañados con nombres como María Blanchard, Vázquez Díaz, Maruja Mallo, Oscar Domínguez, Pancho Cossío, Iturrino, Manuel Ángeles Ortiz, Echevarría, Manuel Colmeiro, Hernando Viñes, Francisco Bores, etc. Se muestran más de 60 obras, en su mayoría pinturas, así como esculturas de Miró y Domínguez, y dibujos de Picasso y Juan Gris.