El cine de la infancia es, en sí mismo, un macrogénero por el que cineastas de todo el mundo han mirado hacia su pasado más añorado con intención de recuperarlo. Y es que la infancia no es solo territorio de los niños. El recorrido fílmico de Paraísos perdidos enfoca su interés tanto en los más pequeños y su mundo particular como en la relación de los adultos con su propia niñez. La nostalgia por el paraíso perdido contrasta con la incomprensión mutua entre el universo infantil y el adulto. Así, el cine ha mostrado mil y una caras de los infantes: víctimas o verdugos, a veces ambos; libres o en cautividad; protegidos o protectores; presos de la realidad o refugiados en la fantasía; espejo de las miserias de individuos y sociedades...