Estos últimos años han visto reflorecer la corrección política antiliberal. Así, se nos ha asegurado que nuestros males son culpa de la libertad. Lógicamente, la conclusión es que debemos ser todavía menos libres. Y siempre hay políticos dispuestos a que lo seamos. Carlos Rodríguez Braun refuta este pensamiento único: la crisis no ha sido producida por la libertad sino por el intervencionismo. No es verdad que hayamos disfrutado de una libertad excesiva: al contrario, mientras los gobernantes se ufanan de proteger nuestros derechos, tenemos cada vez más obligaciones.