El narrador de Paludes (1895) escribe un libro, titulado Paludes, cuyo héroe, el Títiro de las Bucólicas, vive en una apartada y serena ociosidad. Paludes es el territorio del tiempo perdido, de la inactividad gozosa, pero también del paludismo, de la enfermedad; y su creador se debate, al contrario que su héroe, entre las incitaciones y las paradojas de una vida dirigida a lo imprevisto, o de otra definida por la monotonía y la repetición...