"Los desgarros biográficos de la guerra, de la posguerra, la asfixiante vida cotidiana del franquismo para los perdedores y el miedo a las amenazas que sufría la democracia durante la transición, han impedido que la generación que perdió a sus padres tras el alzamiento militar haya podido soportar el esfuerzo emocional de remover una historia que durante años había sobrevivido comprimida por el miedo, el silencio, la angustia y la desesperación".