Higinio Polo viajó por Irán en busca de la vieja Persia: rastreó las huellas de Omar Jayyám y de Hasan Sabbah, el fundador de la secta de los asesinos; visitó Bam, la vieja ciudad del desierto ahora abandonada; paseó por Shiraz y Persépolis; comprobó por qué Estahan es la mitad del mundo; buscó y halló a los seguidores de Zoroastro; burlando a sus guardianes se introdujo en el mausoleo de Fátima y en la mezquita de imam Reza, el templo más sagrado del país; y se detuvo en los caravasar qeu aún se mantienen orgullosamente en pie, recordando las épocas que las caravanas recorrían la ruta de la seda. Esa vieja Persia está todavía ahí, encerrada en un Irán hermético, un país en el que las nuevas generaciones pugnan por vivir superando las severas limitaciones impuestas por la teocracia gobernante. Veinte años después de la revolución islámica, el poder los ayatol·las empieza a ser cuestionado, aunque el futuro está lleno de incógnitas: décadas de represión, primero del sha y después de los clérigos chiítas, casi consiguieron exterminar cualquier signo de progresismo, y el país bulle en un escenario en el que la vieja guardia jomeinista, que sigue controlando los principales resortes del poder, bloquea los tímidos intentos reformistas que parece querer impulsar el presidente de la república, Jatamí. "Irán: Memorias del Paraíso" nos habla a un tiempo de todo eso: de los grandes poetas de la historia persa y de las condiciones en que hoy se desenvuelve la mujer; de la alegría popular ante la caída del sha y de los miedos a contar lo que ahora sucede; del fervor religioso del pueblo y de cómo se utiliza lo religioso para obtener prebendas del poder; en definitiva, nos habla del pasado y del presente, y lo hace de forma magnética, atrapando al lector con la amenidad tradicional de la literatura de los grandes viajeros.
Relato de las vicisitudes de un hombre empeñado en la estéril búsqueda de la eternidad. Su infructuoso intento lo conduce a la muerte, desde donde narra su agitada vida interior, la relación con sus semejantes y el paulatino descubrimiento de la vacuidad existencial. Es difícil no pensar, por su amargo humor y su inteligente ironía, en Swift, Sterne o Anatole France. Supone un salto literario cualitativo de gran envergadura en las directrices estéticas de la novela decimonónica.
El vestíbulo de un hotel. El reencuentro de dos viejos amigos. Un abrazo y dos besos separados por un cariñoso e irónico «tranquilo, no hace falta que te levantes». Todo normal. Alegría, risas y un desayuno por delante en el que el té, el café y las tostadas estorbarán seguramente a las palabras. Tan cotidiano como intrascendente, Carlos, uno de los amigos, recela del interés que puede tener explicarme la escena. Tal vez debiera darle la razón, de no ser porque su amigo, el bromista, el del irónico «no hace falta que te levantes» es Sting y porque él, Carlos, va en silla de ruedas desde que nació. Así da comienzo Good Times, un libro de memorias, concebido y redactado mano a mano con Julián García Hernández, que recorre la trayectoria profesional de Carlos Carreras-Moysi, uno de los promotores de conciertos más importantes surgidos en España durante la década de los ochenta del pasado siglo. Desde su responsabilidad en la promotora GIGS como director de contratación, Carlos consiguió que muchas giras de grandes bandas internacionales pasaran por España en una época en la que el país apenas empezaba a familiarizarse con los grandes conciertos de rock en estadios. Queda aquí relatada su experiencia junto a músicos como Mike Oldfield, Peter Gabriel, Elton John, Eric Burdon o Robert Palmer, y grupos como Dire Straits, The Police, Roxy Music, The Smiths, AC/DC o Iron Maiden, entre muchos otros.
«Vd., le guste o no, ocupa una página en la historia de la Iglesia en España», le dijo un día J. M. Rovira Belloso a Mons. Cirarda, para animarlo a que escribiera sus memorias. Después de vencer resistencias internas, D. José María se decidió a contar «casi toda mi vida. También aquellos capítulos más personales que trascendentes. Todos, aun los aparentemente anodinos, fueron importantes en la evolución y maduración de mi ser». Y lo hace para ayudarnos a todos «a comprender algunos acontecimiento del pasado, con la esperanza de que mis experiencias, buenas o malas, acertadas o equivocadas, les enseñen algunas lecciones para el presente y para el futuro». Dice que la palabra «memorias» del título «debe ser una traducción libre de la palabra vasca gorantzijak, con que solemos despedirnos, para encargar a nuestro interlocutor un saludo cariñoso para familiares o amigos recordados en nuestro encuentro». Testigo privilegiado de una época de la historia de nuestra Iglesia del siglo xx, Mons. Cirarda rememora en estas páginas su vida desde la serenidad de la edad y la tarea cumplidas. Especial interés tienen las evocaciones de su trabajo como administrador apostólico de Bilbao, su experiencia como padre conciliar, su misión como arzobispo de Pamplona o las sugerentes y agudas preguntas de cara al futuro eclesial con las que cierra el libro. Todo ello nos ayuda a no dejar caer en el olvido importantes acontecimientos civiles y eclesiales, que aún pueden servir de referencia para nuestra Iglesia.
Apasionada e inquietante, esta es la vida de Blanca Luz Brum Elizalde, una bella y vertiginosa mujer, pintora, poeta y ferviente oradora. Fue esposa del poeta uruguayo Juan Parra del Riego, colaboradora de Mariátegui, sandinista, revolucionaria, amante de David Alfaro Siqueiros, secretaria de prensa de Perón, cortejada por Neruda, amiga de Huidobro, protagonista de la fuga del fascista chileno Patricio Kelly para acabar siendo admiradora de Pinochet.
Las Memorias del duque de Berwick constituyen una fuente de primer orden para conocer la vida militar y política de la Europa occidental entre 1690 y 1730. Su interés se extiende desde el mundo de los jacobitas, los derrotados por la revolución de 1688 en las Islas Británicas, hasta las grandes campañas de la guerra de Sucesión en la Península Ibérica, sobre todo en los años 1706 ? 1707 y 1714, pasando por el mundo del alto mando francés durante los últimos años del reinado de Luis XIV y primeros del de Luis XV. Las Memorias constituyen una gran aportación a la Historia militar, pero también nos introducen en el mundo de la sociabilidad aristocrática y de las luchas políticas. Se trata de un escenario verdaderamente europeo, que se extiende desde Hungría hasta Irlanda y de Valencia a Flandes y las riberas del Rin. La obra es una buena muestra del género biográfico en el siglo XVIII y nos ofrece la visión del mundo de un aristócrata y militar, privilegiado por ser hijo natural de un rey, pero desplazado por las luchas políticas de su corte originaria y trasplantado a otro país, donde alcanzó los más altos honores, sin olvidar nunca de donde procedía. España, Francia y las Islas Británicas constituyen el marco geográfico de las Memorias. James Fitz-James (1670 ? 1734), primer duque de Berwick, fue hijo natural del último rey católico de Inglaterra y llegó a ser mariscal de Francia en los reinados de Luis XIV y Luis XV. Fue uno de los generales más importantes de su tiempo. Tuvo un papel decisivo en la guerra de Sucesión de España en el ejército borbónico, como vencedor de la batalla de Almansa (1707) y conquistador de Barcelona (1714). Felipe V le concedió el título de duque de Liria. Pere Molas Ribalta (1942), es catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona desde 1976. Ha publicado una docena de libros y más de 200 trabajos científicos. En la actualidad es el más antiguo de los catedráticos de la especialidad y preside la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. También es correspondiente de la Real Academia de la Historia.
Las presentes memorias castizas de Humberto J. Wilkes transportan a la España de antes, durante y después de la Transición. Desde el punto de vista de un holandés errante, pero muy convencido de su vocación, el autor pone negro sobre blanco en algunas estampas que cualquier aficionado al flamenco de todas las épocas soñaría con haber vivido. Recorrido por un arte universal en un momento crítico de su existencia. Ruptura frente a purismo, jóvenes frente a veteranos consagrados. Niño Ricardo, Paco de Lucía, Morente, Manolo Sanlúcar, Carmen Linares, Juan y Pepe Habichuela?, todos aparecen y a todos se les radiografía como nunca antes se había hecho. Desde el conocimiento que da la verdadera convivencia. Más allá del misterio que rodea al flamenco. El sonido de España.
Higinio Polo viajó por Irán en busca de la vieja Persia: rastreó las huellas de Omar Jayyám y de Hasan Sabbah, el fundador de la secta de los asesinos; visitó Bam, la vieja ciudad del desierto ahora abandonada; paseó por Shiraz y Persépolis; comprobó por qué Estahan es la mitad del mundo; buscó y halló a los seguidores de Zoroastro; burlando a sus guardianes se introdujo en el mausoleo de Fátima y en la mezquita de imam Reza, el templo más sagrado del país; y se detuvo en los caravasar qeu aún se mantienen orgullosamente en pie, recordando las épocas que las caravanas recorrían la ruta de la seda. Esa vieja Persia está todavía ahí, encerrada en un Irán hermético, un país en el que las nuevas generaciones pugnan por vivir superando las severas limitaciones impuestas por la teocracia gobernante. Veinte años después de la revolución islámica, el poder los ayatol·las empieza a ser cuestionado, aunque el futuro está lleno de incógnitas: décadas de represión, primero del sha y después de los clérigos chiítas, casi consiguieron exterminar cualquier signo de progresismo, y el país bulle en un escenario en el que la vieja guardia jomeinista, que sigue controlando los principales resortes del poder, bloquea los tímidos intentos reformistas que parece querer impulsar el presidente de la república, Jatamí. "Irán: Memorias del Paraíso" nos habla a un tiempo de todo eso: de los grandes poetas de la historia persa y de las condiciones en que hoy se desenvuelve la mujer; de la alegría popular ante la caída del sha y de los miedos a contar lo que ahora sucede; del fervor religioso del pueblo y de cómo se utiliza lo religioso para obtener prebendas del poder; en definitiva, nos habla del pasado y del presente, y lo hace de forma magnética, atrapando al lector con la amenidad tradicional de la literatura de los grandes viajeros.
Relato de las vicisitudes de un hombre empeñado en la estéril búsqueda de la eternidad. Su infructuoso intento lo conduce a la muerte, desde donde narra su agitada vida interior, la relación con sus semejantes y el paulatino descubrimiento de la vacuidad existencial. Es difícil no pensar, por su amargo humor y su inteligente ironía, en Swift, Sterne o Anatole France. Supone un salto literario cualitativo de gran envergadura en las directrices estéticas de la novela decimonónica.
El vestíbulo de un hotel. El reencuentro de dos viejos amigos. Un abrazo y dos besos separados por un cariñoso e irónico «tranquilo, no hace falta que te levantes». Todo normal. Alegría, risas y un desayuno por delante en el que el té, el café y las tostadas estorbarán seguramente a las palabras. Tan cotidiano como intrascendente, Carlos, uno de los amigos, recela del interés que puede tener explicarme la escena. Tal vez debiera darle la razón, de no ser porque su amigo, el bromista, el del irónico «no hace falta que te levantes» es Sting y porque él, Carlos, va en silla de ruedas desde que nació. Así da comienzo Good Times, un libro de memorias, concebido y redactado mano a mano con Julián García Hernández, que recorre la trayectoria profesional de Carlos Carreras-Moysi, uno de los promotores de conciertos más importantes surgidos en España durante la década de los ochenta del pasado siglo. Desde su responsabilidad en la promotora GIGS como director de contratación, Carlos consiguió que muchas giras de grandes bandas internacionales pasaran por España en una época en la que el país apenas empezaba a familiarizarse con los grandes conciertos de rock en estadios. Queda aquí relatada su experiencia junto a músicos como Mike Oldfield, Peter Gabriel, Elton John, Eric Burdon o Robert Palmer, y grupos como Dire Straits, The Police, Roxy Music, The Smiths, AC/DC o Iron Maiden, entre muchos otros.
«Vd., le guste o no, ocupa una página en la historia de la Iglesia en España», le dijo un día J. M. Rovira Belloso a Mons. Cirarda, para animarlo a que escribiera sus memorias. Después de vencer resistencias internas, D. José María se decidió a contar «casi toda mi vida. También aquellos capítulos más personales que trascendentes. Todos, aun los aparentemente anodinos, fueron importantes en la evolución y maduración de mi ser». Y lo hace para ayudarnos a todos «a comprender algunos acontecimiento del pasado, con la esperanza de que mis experiencias, buenas o malas, acertadas o equivocadas, les enseñen algunas lecciones para el presente y para el futuro». Dice que la palabra «memorias» del título «debe ser una traducción libre de la palabra vasca gorantzijak, con que solemos despedirnos, para encargar a nuestro interlocutor un saludo cariñoso para familiares o amigos recordados en nuestro encuentro». Testigo privilegiado de una época de la historia de nuestra Iglesia del siglo xx, Mons. Cirarda rememora en estas páginas su vida desde la serenidad de la edad y la tarea cumplidas. Especial interés tienen las evocaciones de su trabajo como administrador apostólico de Bilbao, su experiencia como padre conciliar, su misión como arzobispo de Pamplona o las sugerentes y agudas preguntas de cara al futuro eclesial con las que cierra el libro. Todo ello nos ayuda a no dejar caer en el olvido importantes acontecimientos civiles y eclesiales, que aún pueden servir de referencia para nuestra Iglesia. 
Apasionada e inquietante, esta es la vida de Blanca Luz Brum Elizalde, una bella y vertiginosa mujer, pintora, poeta y ferviente oradora. Fue esposa del poeta uruguayo Juan Parra del Riego, colaboradora de Mariátegui, sandinista, revolucionaria, amante de David Alfaro Siqueiros, secretaria de prensa de Perón, cortejada por Neruda, amiga de Huidobro, protagonista de la fuga del fascista chileno Patricio Kelly para acabar siendo admiradora de Pinochet.
Las Memorias del duque de Berwick constituyen una fuente de primer orden para conocer la vida militar y política de la Europa occidental entre 1690 y 1730. Su interés se extiende desde el mundo de los jacobitas, los derrotados por la revolución de 1688 en las Islas Británicas, hasta las grandes campañas de la guerra de Sucesión en la Península Ibérica, sobre todo en los años 1706 ? 1707 y 1714, pasando por el mundo del alto mando francés durante los últimos años del reinado de Luis XIV y primeros del de Luis XV. Las Memorias constituyen una gran aportación a la Historia militar, pero también nos introducen en el mundo de la sociabilidad aristocrática y de las luchas políticas. Se trata de un escenario verdaderamente europeo, que se extiende desde Hungría hasta Irlanda y de Valencia a Flandes y las riberas del Rin. La obra es una buena muestra del género biográfico en el siglo XVIII y nos ofrece la visión del mundo de un aristócrata y militar, privilegiado por ser hijo natural de un rey, pero desplazado por las luchas políticas de su corte originaria y trasplantado a otro país, donde alcanzó los más altos honores, sin olvidar nunca de donde procedía. España, Francia y las Islas Británicas constituyen el marco geográfico de las Memorias. James Fitz-James (1670 ? 1734), primer duque de Berwick, fue hijo natural del último rey católico de Inglaterra y llegó a ser mariscal de Francia en los reinados de Luis XIV y Luis XV. Fue uno de los generales más importantes de su tiempo. Tuvo un papel decisivo en la guerra de Sucesión de España en el ejército borbónico, como vencedor de la batalla de Almansa (1707) y conquistador de Barcelona (1714). Felipe V le concedió el título de duque de Liria. Pere Molas Ribalta (1942), es catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona desde 1976. Ha publicado una docena de libros y más de 200 trabajos científicos. En la actualidad es el más antiguo de los catedráticos de la especialidad y preside la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. También es correspondiente de la Real Academia de la Historia.
Las presentes memorias castizas de Humberto J. Wilkes transportan a la España de antes, durante y después de la Transición. Desde el punto de vista de un holandés errante, pero muy convencido de su vocación, el autor pone negro sobre blanco en algunas estampas que cualquier aficionado al flamenco de todas las épocas soñaría con haber vivido. Recorrido por un arte universal en un momento crítico de su existencia. Ruptura frente a purismo, jóvenes frente a veteranos consagrados. Niño Ricardo, Paco de Lucía, Morente, Manolo Sanlúcar, Carmen Linares, Juan y Pepe Habichuela?, todos aparecen y a todos se les radiografía como nunca antes se había hecho. Desde el conocimiento que da la verdadera convivencia. Más allá del misterio que rodea al flamenco. El sonido de España.