Un precioso álbum infantil de José Saramago con las magníficas xilografías de J. Borges. El Lagarto es una historia corta incluida en El equipaje del viajero (1973), un volumen que reunió las crónicas escritas por José Saramago para el diario A Capital y el semanario Jornal do Fundão entre 1971 y 1972. La historia narra la aparición en Chiado de un misterioso lagarto, cuya presencia sorprende a los transeúntes y moviliza a los bomberos, el ejército y la aviación. Con un estilo claro y preciso, la fábula ofrece una pluralidad de direcciones capaz de cautivar a los lectores de todas las edades.
Una grieta abierta espontáneamente a lo largo de los Pirineos provoca la separación física de la península ibérica, que se aleja de Europa flotando en el Atlántico.La balsa de piedra es, en palabras del propio autor «una novela profundamente ibérica», relativa a «Portugal y al conjunto de los pueblos españoles, que siento que comparten una cultura común, una cultura que no es rigurosamente europea: es otro mundo, un mundo con un carácter tan fuerte, tan propio, que los pueblos de la Península deberían hacer un gran esfuerzo de entendimiento mutuo para resistir a las presiones de la cultura europea, que no es sino la cultura de los tres países dominantes, Francia, Alemania e Inglaterra.»La maestría expresiva de José Saramago sirve, pues, aquí a un audaz planteamiento narrativo que, en la mejor tradición de Swift o de H.G. Wells, apunta al centro mismo de una verdadera «cuestión palpitante»: las relaciones de los pueblos ibéricos con Europa.
El cuaderno recoge los comentarios escritos por el Premio Nobel portugués desde que creó su blog hasta marzo de 2009. La obra despierta el interés de los lectores por la lucidez y la inteligencia de Saramago para retratar la realidad de nuestros días. Para la traductora de la obra, Pilar del Río, este libro son seis meses de «notas inteligentes para lectores inteligentes, sin artificios». «Cuando en febrero de 1993 nos instalamos en Lanzarote, conservando siempre casa en Lisboa, mis cuñados María y Javier, que ya vivían allí desde hacía unos años, junto a Luis y Juanjo, recién llegados, me regalaron un cuaderno para que sirviera de registro de nuestros días canarios. Me ponían sólo una condición: que de vez en cuando los mencionara. Nunca escribí nada en tal cuaderno, pero así, de esta manera, y no por otras vías, nacieron los Cuadernos de Lanzarote, que durante cinco años verían la luz. Hoy, sin esperarlo, me encuentro en una situación parecida. Esta vez, sin embargo, las causas motoras son Pilar, Sérgio y Javier, que se ocupan del blog. Me dijeron que habían reservado un espacio para mí en el blog y que ahí debo escribir de todo, comentarios, reflexiones, simples opiniones sobre esto o aquello, en fin, lo que sea menester y venga al caso. Mucho más disciplinado de lo que frecuentemente parezco, les respondí que sí señor, que lo haría, siempre que no me fuera exigida para este Cuaderno la asiduidad que a mí mismo me impuse en los otros. Por lo tanto, y por lo que valga, cuenten conmigo.»JOSÉ SARAMAGO
¿Qué diablo de Dios es este que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?Si en El evangelio según Jesucristo José Saramago nos dio su visión del Nuevo Testamento, en Caín regresa a los primeros libros de la Biblia. En un itinerario heterodoxo, recorre ciudades decadentes y establos, palacios de tiranos y campos de batalla de la mano de los principales protagonistas del Antiguo Testamento, imprimiéndole la música y el humor refinado que caracterizan su obra. Caín pone de manifiesto lo que hay de moderno y sorprendente en la prosa de Saramago: la capacidad de hacer nueva una historia que se conoce de principio a fin. Un irónico y mordaz recorrido en el que el lector asiste a una guerra secular, y en cierto modo, involuntaria, entre el creador y su criatura. La crítica ha dicho...«Saramago elabora en Caín no la tan cacareada crónica de un desencuentro personal con la religión, sino una parábola de comprensión humana.»Francisco Martínez Hidalgo «A pesar de su edad, Saramago nos demuestra con Caín que es capaz de seguir ofreciendo a sus lectores obras atractivas, que buscan llegar a la médula de nuestros conflictos más acuciantes.»Javier Munguía
«Regresé al lugar, el sol ya se había puesto, lancé el anzuelo y esperé. No creo que exista en el mundo un silencio más profundo que el silencio del agua. Lo sentí en aquella hora y nunca lo he olvidado». A orillas del río Tajo, un niño está a punto de atrapar al gran pez. En el mismo momento que pierde a su presa, comienza para él el despertar de la lucidez. A partir de un recuerdo de infancia, José Saramago elabora una fábula de gran belleza y sabiduría que Manuel Estrada recrea maravillosamente.
Las pequeñas memorias, una joya literaria que recupera recuerdos de infancia y adolescencia de José Saramago. «Me interesa conocer mi relación con ese niño que fui. Ese niño que está en mí, siempre lo ha estado y siempre lo estará. Un adulto escribe memorias de adulto, acaso para decir: "Miren que importante soy". He hecho memorias de niño y me he sentido niño haciéndolas; quería que los lectores supieran de dónde salió el hombre que soy. Así que me centré en unos años, de los cuatro a los quince.» José Saramago Con un estilo sencillo y desnudo, Saramago describe los hechos, grandes y pequeños, que nunca, desde aquellos tiernos años, lograron desvanecerse en el tejido del recuerdo. De todos ellos, los más vívidos serán aquellos que acompañaron el despertar de su vocación de escritor: las largas horas pasadas en la encrucijada de los ríos que bañaban las tierras de cultivo de la aldea, las carreras entre los olivares, la contemplación del atardecer, la luna más luminosa que jamás alcanzara a ver mientras conducía los cerdos a la feria junto con su tío Manuel, la felicidad de acabar la tarea encomendada por su abuelo bajo una lluvia torrencial, la magia de los cines de barrio de Lisboa, la contemplación del cielo estrellado junto a su abuela en el ocaso de su vida, el arraigo a la tierra, la soledad meditabunda del adolescente...
Toda la obra dramática del Premio Nobel de Literatura portugués reunida en un solo volumen por primera vez en español: una perfecta combinación de ideas plenamente vigentes y maestría literaria. «La memoria es el dramaturgo que todos tenemos dentro. Pone en escena e inventa un disfraz para cada ser vinculado con nosotros. La distancia entre lo que fue una persona y lo que se recuerda de ella es literatura.»José Saramago José Saramago se llamaba a sí mismo «el dramaturgo involuntario» porque siempre sintió que su contribución a ese género venía marcada por circunstancias azarosas. Pero incluso así, su genio creativo dio luz a las cinco obras teatrales que se reúnen ahora en este volumen: La noche (1979), ¿Qué haré con este libro? (1980), La segunda vida de Francisco de Asís (1987), In Nomine Dei (1993) y Don Giovanni o El disoluto absuelto (2005). Salvo La noche e In Nomine Dei, se publican por primera vez en castellano. Con la hondura propia de toda su obra -aunque revestida de una aparente simplicidad-, brilla en estas piezas magistrales la ironía del autor y la agudeza de sus reflexiones. Los grandes héroes dejan paso a los hombres y mujeres sencillos que, desde la honestidad y la firmeza de sus convicciones, luchan por la libertad, la justicia y un futuro mejor. Ambientadas en lugares y épocas distintos que van desde el Portugal del triunfo de la revolución de los Claveles o el renacentista del poeta Camões, a la Alemania de la reforma luterana, la Italia de don Giovanni o la intemporalidad deslocalizada de una empresa en crecimiento, en ellas las grandes cuestiones que caracterizan el pensamiento del autor están expuestas sin enjuiciamientos ni sentencias. Todas ellas son parte de un diálogo que Saramago mantiene para siempre, desde cada una de las páginas que escribió, con sus lectores.
La novela inacabada de José Saramago sobre la violencia, el negocio de las armas y la responsabilidad personal. Meses antes de su muerte, José Saramago sintió una vez más el impulso vital de reflexionar desde la ficción sobre una de sus mayores preocupaciones: la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades, que las convierte en víctimas y les impide ser dueñas absolutas de sus vidas. El resultado de este impulso es Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, una huella emocionante del inagotable espíritu de lucha de José Saramago y su última voluntad narrativa. El relato inconcluso plantea el conflicto moral de Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas, que, intrigado por el sabotaje de una bomba durante la Guerra Civil española e impulsado por Felícia, su exesposa, inicia la investigación de los entresijos de una época convulsa, lo que despierta en él un debate íntimo entre la ceguera impuesta por el miedo heredado y la necesidad del compromiso. Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas es una reflexión sobre el poder y la destrucción, sobre cómo las armas alimentan el gran fracaso ético de la humanidad que son las guerras, sobre la paz como único camino posible para romper con la aparente inevitabilidad de la violencia. Esta edición especial, ilustrada con grabados de Günter Grass, incluye las notas de trabajo de Saramago, en las que el autor plantea cuál sería el final de la historia narrada. Se complementa, además, con textos del periodista y escritor italiano Roberto Saviano, y del poeta y ensayista español Fernando Gómez Aguilera. Reseña:«La historia de Artur Paz Semedo es una orquesta de revelaciones.»Roberto Saviano
Una grieta abierta espontáneamente a lo largo de los Pirineos provoca la separación física de la península ibérica, que se aleja de Europa flotando en el Atlántico. La balsa de piedra es, en palabras del propio autor «una novela profundamente ibérica», relativa a «Portugal y al conjunto de los pueblos españoles, que siento que comparten una cultura común, una cultura que no es rigurosamente europea: es otro mundo, un mundo con un carácter tan fuerte, tan propio, que los pueblos de la Península deberían hacer un gran esfuerzo de entendimiento mutuo para resistir a las presiones de la cultura europea, que no es sino la cultura de los tres países dominantes, Francia, Alemania e Inglaterra.» La maestría expresiva de José Saramago sirve aquí a un audaz planteamiento narrativo que, en la mejor tradición de Swift o de H.G. Wells, apunta al centro mismo de una verdadera «cuestión palpitante»: las relaciones de los pueblos ibéricos con Europa.
Un hallazgo inesperado con el que celebrar el 20.º aniversario de la concesión del Premio a José Saramago. «Eran días de hace veinte años, eran días de hoy. El autor diciéndose de nuevo en Lanzarote, las palabras saliendo a borbotones, mes a mes, un año entero, ese año.»Pilar del Río Fruto de un hallazgo fortuito en el archivo de José Saramago, este libro es el último de los diarios personales que el escritor portugués dejó escrito y que se quedó, como declara el propio autor, «agarrado al disco duro del ordenador.» En sus páginas, que recorren día a día la vida de José Saramago durante 1998, hay apuntes personales, sí, pero sobre todo hay reflexiones e ideas sobre su postura cultural y ética. Ahí radica, sin duda, su excepcionalidad: en ellas el lector descubre que la manera de entender el mundo de Saramago -siempre desde la perspectiva del ser humano, siempre desde la sensibilidad hacia los desfavorecidos, los vulnerables, los oprimidos por el sistema- es hoy más necesaria, más urgente que nunca. Su voz nos llega invariablemente viva porque, como él intuía, el tiempo es una tira elástica, y estar cerca o lejos solo depende de la voluntad. Cuando se cumplen veinte años desde la concesión del Nobel, ve la luz este diario -tal como José Saramago lo dejó escrito- junto con las cuatro conferencias que impartió en 1998, un año que cambió para siempre la vida y la obra del autor. La crítica ha dicho sobre el autor y su obra:«Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que en general vemos y entendemos los comunes mortales.»Héctor Abad Faciolince «El José Saramago que escribió y reflexionó hasta el final de su existencia era un transgresor; transgresor en la literatura, en la vida y ante las normas de conducta marcadas por la burguesía.»Yanet Aguilar Sosa, El Universal «Hay que saludar este regreso de Saramago, siempre excepcional escritor, a su realismo inicial, y animarle a que siga por este camino...»Rafael Conte, Babelia (sobre Las pequeñas memorias) «El tono siempre filosófico de Saramago alcanza en Todos los nombres una nitidez y un despojamiento que permite hablar de una voluntad de indagación metafísica [...]. Saramago ha hecho un relato denso, pero no aburrido; es exigente en sus metas, pero su trama no permite que desfallezca la atención.»Santos Sanz Villanueva, El Mundo (sobre Todos los nombres) «Saramago es un gran narrador y rara vez escapa al criterio de mantener en vilo al lector...»Jordi Gracia, La Vanguardia (sobre Todos los nombres) «Probablemente la obra más soberana y feroz de su indiscutible bibliografía narrativa... Se ha ganado no sólo la admiración sino también el respeto de todo buen lector por su constante superación de lo ya conseguido, libro tras libro...»Robert Saladrigas, La Vanguardia (sobre Ensayo sobre la ceguera)
El insólito viaje del elefante Salomón a través de la Europa del siglo XVI. Edición especial ilustrada por Manuel Estrada, premio Nacional de Diseño, para celebrar el 20.º aniversario de la concesión del Premio Nobel a José Saramago A mediados del siglo XVI el rey Juan III ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático. Así comienza esta novela que cuenta el viaje épico por Europa de ese elefante llamado Salomón, llevado a cabo por caprichos reales y absurdas estrategias. Hoy, cuando se cumplen los veinte años del Premio Nobel de Literatura a Saramago, ve la luz esta edición especial de El viaje del elefante diseñada por el Premio Nacional de Diseño, Manuel Estrada. Este no es un libro histórico, es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. En ella, el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas. Escrita diez años después de la concesión del Premio Nobel, El viaje del elefante nos muestra a un Saramago en todo su esplendor literario.