Un clásico de la literatura del realismo naturalista del siglo XIX español, publicado en 1884-1885. Esta edición adaptada permite que los lectores de 12 años en adelante accedan a esta obra de gran valor literario.
Jurista, profesor, político y rector de la Universidad de Oviedo, Leopoldo Alas Argüelles (Oviedo, 1883-1937), hijo de Clarín, tras licenciarse en Derecho (1904), se traslada a Madrid. Becado por la Junta de Ampliación de Estudios, completa su formación en la Universidad de Halle (Sajonia-Anhalt) bajo la dirección de R. Stammler. Regresa a Madrid en 1914, al inicio de la Gran Guerra. En 1915 accede al grado de doctor (Universidad Central) y en 1920 a la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de Oviedo, de la que sería rector entre 1931 y 1937. Tras un breve paso por la Agrupación Socialista Madrileña, en 1929 participa en la constitución del Partido Republicano Radical Socialista. En las elecciones de 1931 obtiene el acta de diputado. Ese mismo año es nombrado subsecretario de Justicia en el ministerio de Álvaro de Albornoz, cargo en el que permanece hasta 1933. Iniciada la guerra civil, es detenido en Oviedo el 29 de julio de 1936. En consejo de guerra celebra-do el 21 de enero de 1937, será juzgado y condenado a muerte; la sentencia se ejecutó un mes después, el 20 de febrero. Al margen de sus trabajos académicos, desplegó una intensa labor en los medios de comunicación de mayor difusión nacional ?El País, El Sol, El Progreso, El Radical, El Socialista, La Aurora Social, Nosotros, España??, en los que compartió espacio con intelectuales y políticos de la talla de Pérez de Ayala, Antonio Machado, Unamuno, Ortega, Baroja, Besteiro o Pablo Iglesias. Este volumen recoge esa obra periodística, acompañada de un estudio preliminar y de una inédita semblanza biográfica. Desde diversas atalayas ?Europa, España, Asturias?, sus artículos ofrecen un lúcido testimonio de la época de la que fue testigo, un análisis interdisciplinar desplegado en un amplio espectro temático: guerra mundial, feminismo, republicanismo, debate religioso, ocio (toros, fútbol, música, turismo?), universidad, economía, «cuestión social»? En medio de esa aparente dispersión, el lector no tardará en hallar el hilo conductor de la coherencia: el compromiso de Alas con una filosofía política, la del humanismo o republicanismo cívico como apelación a la virtud ciudadana, a la educación, al patriotismo, a la participación activa en la vida política y a la distribución equilibrada de la propiedad como condición de ciudadanía.
Romanticismo de la desilusión, putridez naturalista y refinamiento predecadente no impiden la radical sensibilidad cristiana, de cristianismo tradicional, que subyace a La Regenta. (...)La acumulación de males y malvados en la novela de Leopoldo Alas (que remite a un espacio histórico-social concreto: la angosta España de la Restauración, saturada de hierocracia tradicionalista y de inmundo materialismo enmascarado de progreso) edifica un ejemplo moral del ocaso del cristianismo: la infinita aspiración amorosa del alma en diaria lucha con un mundo corrompido que mezcla, transforma y envilece el apetito de la carne y la ansiedad de Dios.La novela envuelve un mensaje ético de diáfana estirpe cristiana: el poder vivificador del sufrimiento. Mientras Ana Ozores sufre, la imaginación, la sensibilidad, la voluntad, el pensamiento se mueven, crecen, estallan, se rehacen. Qué silencio, en cambio, tan pronto cae en la satisfacción del deseo material o cuando deriva hacia la somnolencia vegetativa.
LA REGENTA, considerada por Mario Vargas Llosa la mejor novela del siglo XIX para España, es la historia de Ana Ozores, mujer de fina sensibilidad quien, gracias a su matrimonio con el regente de la audiencia, será aceptada por la mejor sociedad vetustense, pero su hermosura y delicadeza la convierten en víctima de la envidia de esa misma sociedad. Ella busca entonces apoyo en el círculo de los que la rodean, principalmente en los tres hombres a los que se siente unida por diferentes motivos y en los que intentará hallar su camino de salvación: su esposo, don Víctor Quintanar; el joven y elegante jefe del partido liberal, don Álvaro de Mesía y el ambicioso magistral de la catedral, don Fermín de Pas. En el interior de este triángulo masculino se desarrolla con toda su complejidad la lucha callada, sorda, de la protagonista, que se mueve en dos polos: el religioso y el amoroso y que fomentadospor Fermín de Pas, el hombre fuerte de Vetusta, acabarán transformándose en una fuerte y sacrílega pasión amorosa que finalmente conducirá a Ana Ozores a la soledad y le granjeará el rechazo social más absoluto.
El ya clásico de la literatura contemporánea en edición de Ángeles Ezama, que nos ofrece el texto más fiel a la intención del autor, depurándolo de los errores de las primeras publicaciones periodísticas. Se incluye en la selección no sólo los cuentos más celebrados del autor, sino otros que aunque significativos no han tenido tanta fortuna crítica y editorial.
En La Regenta, una de las cumbres de la novela realista, Leopoldo Alas alcanzó a cifrar de forma inolvidable uno de los motivos que obsesionaron a la narrativa europea de la segunda mitad del XIX: el retrato de un carácter femenino que se debate entre el deseo y su represión, y que sufre, en este caso, las asechanzas de un galán y de un cura. La peripecia tiene como trasfondo la magistral y despiadada descripción del entorno de Ana Ozores, esa Vetusta murmuradora y provinciana en la que toda vanidad e hipocresía tienen su asiento. José Luis Gómez, tras un minucioso análisis de las ediciones aparecidas en vida de Clarín, sigue el texto de la tercera (1901), revisada por el autor y publicada poco antes de su muerte. El prólogo de Sergio Beser sitúa al autor y su novela en el contexto de la creación europea y española de la época, mientras que la anotación facilita la comprensión de cada uno de los pormenores del rico universo clariniano.
Publicada en 1884 y comparable a cualquiera de las grandes novelas del siglo xix, LA REGENTA justificaría por sí sola el lugar privilegiado que se asigna a LEOPOLDO ALAS, CLARÍN (1852-1901), en la historia de nuestras letras como uno de los grandes narradores de la literatura castellana de todos los tiempos. Dominada por un poderoso motivo central -la pasión sacrílega de Fermín de Pas por Ana Ozores de Quintanar-, la compleja trama argumental, en la que se cruzan niveles narrativos, ambientes sociales y conflictos interpersonales diferentes, se imbrica en la urdimbre de fondo que constituye la vida de una ciudad provinciana española («Vetusta» no es sino la trasposición literaria de Oviedo) en el último tercio del siglo xix.
Por encima de las diversas etiquetas que la historia literaria le ha ido endosando -realista versus naturalista-, La Regenta pasa por ser la más rica y compleja novela española del siglo XIX. Leopoldo Alas, `Clarín`, sabe trazar un pormenorizado retrato de una ciudad de provincias, Vetusta, que, anclada en el más rancio pasado, es incapaz de prosperar a fuerza de bañarse en sus propias carencias. Junto a la ciudad, sus habitantes, comparsas de un teatro de apariencias en el que nada es lo que parece. Entre ellos, Ana Ozores y el Magistral, espíritus controvertidos que, creyéndose superiores al resto de sus paisanos, acabarán por caer en su mismo lodo. La obra, exponente máximo del espíritu decadente finisecular, sigue siendo fuente de numerosos estudios y de las más variadas interpretaciones. Ha sido llevada al cine y a la televisión, lo que sin duda da fe de su vigencia.
El siglo XIX es el siglo del cuento. En España, será en el periodo de 1870 a 1900 cuando algunos autores lleven el cuento, el relato o la narración corta a su máximo esplendor y fijen sus rasgos característicos: extensión corta, experiencia singular desarrollada con intensidad y tensión, capacidad de observación de la realidad, eliminación de lo secundario y desenlace imprevisible. Esta edición reúne cinco relatos de cinco autores españoles, Alarcón, Clarín, Galdós, Pardo Bazán y Blasco Ibáñez, que ofrecen ejemplos de las distintas etapas del género: sus orígenes prerrealistas, la fase más típicamente realista, el Naturalismo y una incursión galdosiana en el relato fantástico.
Como cuentista, escribe Clarín los mejores cuentos del siglo XIX. En sus cuentos hay ternura, humor, amor, denuncia social y política, desvalimiento. Entre ellos destacan " Doña Berta " y " ¡Adiós, Cordera! " . En ambos, es el amor el motor de la historia: es lo que marcará la vida de Doña Berta para hacerla actuar incluso en contra de sus valores y lo que llevará a los hermanos gemelos Rosa y Pinín a considerar a la vaca Cordera como si fuera humana y no un simple animal.
Clarín defiende un estilo natural en el que se conjuguen la lengua oral y la escrita. Por otra parte, el tratamiento de la naturaleza y las sensaciones, como las producidas por la música, acercan su obra a una nueva forma de escribir, a la sensibilidad de un modernismo incipiente que se aprecia en las sugerencias que brotan libremente de las palabras.