La trilogía conocida como La vida fantástica agrupa las novelas Aventuras, inventos y mitificaciones de Silvestre Paradox, Camino de perfección y Paradox, Rey. La primera y la última comparten protagonista, el inventor Silvestre Paradox, mientras que la segunda está protagonizada por Fernando Osorio. Aventuras, inventos y mitificaciones de Silvestre Paradox retrata la bohemia madrileña de finales del siglo XIX y un mundo en crisis de ideas e ideales, en el que se mueve el singular protagonista, un inventor sin medios. Parodiando las técnicas del folletín, Baroja traza un agudo y demoledor retrato de una época en que España vivía sumida y la sordidez y la mediocridad, y los regeneneracionistas soñaban con un país moderno, en el que la ciencia, la filosofía y las artes ocuparan un lugar preeminente. En Paradox, Rey, entre la novela utópica y el cuento filosófico, Baroja aborda con tono de sátira el mundo colonial, situando a su personaje como soberano de un imaginario país. Muy diferente al excéntrico Paradox es el protagonista de Camino de perfección, un joven confuso y atormentado, al que rondan pensamientos relacionados con la muerte, y que emprenderá un purificador viaje de Madrid a Levante tratando de superar su indolencia y sus desequilibrios anímicos, de orientarse hacia la acción y de recuperar el contacto perdido con la naturaleza. Tres novelas que son una buena muestra de la prosa limpia y desprovista de artificios de Baroja, de su visión crítica de la realidad española, de las inquietudes regeneracionistas que flotaban en el ambiente y de su filosófica defensa del hombre de acción frente al intelectual indolente.
Pío Baroja cedió continuamente a la tentación de verter en su extensa obra opiniones, juicios y sentencias sobre una variedad de asuntos tan amplia (ciudades y libros, autores y corrientes filosóficas) como su insaciable curiosidad. Miguel Sánchez Ostiz se ha encargado de seleccionar estos fragmentos, cuidando siempre de no descontextualizarlos, pero asombrándose él mismo, a medida que avanzaba en su trabajo, de la agudeza, perspicacia y actualidad de este prolífico autor de la generación del 98. Sánchez Ostiz ha querido ir más allá de una simple recopilación de textos, y por ello ha planteado el libro como un original breviario, ordenado alfabéticamente, cuyas voces han sido elaboradas a partir tanto de la obra de ficción como de las memorias y ensayos. De estas «entradas» afirma que son «voces diversas, opiniones contundentes y sentimentales, retratos apasionados o al vitriolo, sentencias, ideas recurrentes, obsesivas, que dan la medida de la complejidad del pensamiento de Pío Baroja, más hecho de curiosidades varias y matices que de convencionales lugares comunes, de ideas a contrapelo que de conveniencias sociales. El breviario es una incitación a recorrer el vasto mundo barojiano, las páginas menos frecuentadas y por lo mismo menos tópicas que siguen conservando toda su frescura, la de quien no tuvo otro norte que el de ser, cuando menos, sincero».
La trilogía de novelas autónomas que Pío Baroja (1872-1956) englobó bajo el título «Las ciudades», integrada por CÉSAR O NADA (1910), «El mundo es ansí» y «La sensualidad pervertida» , constituye un espléndido retrato del clima social, espiritual, intelectual y político de la España de la época. Imbuido de una moral individual de corte nietzscheano, César Moncada se entrega a la acción política. Considerando, en la línea de algunos regeneracionistas, que España sólo puede superar la decadencia mediante un gobierno fuerte y autoritario, pero progresista, que combata el caciquismo, el poder de la Iglesia y las desigualdades sociales, intenta poner en práctica sus ideas en el imaginario pueblo zamorano de Castro Duro, pero el sustrato en que éstas se sustentan un sentimentalismo paralizador, falta de voluntad y una acusada abulia lo conducen al fracaso.
En la casa de Aizgorri, su primera novela, plantea Pío Baroja un conflicto social, tratando de encajar en los esquemas de la novela realista la preocupación de un pequeño burgués que ha experimentado dificultades de subsistencia de su pequeña industria familiar. Pero la novela es mucho más que eso, y su valor principal radica en el carácter de representación temprana y destacada de la modernidad literaria. Valle-Inclan, que la eligió admirado, la calificó de obra humana y triste, proyectada sobre una lejanía de niebla por donde pasan vidas de ensueño. Las grandes preocupaciones de su generación -decadencia de ciertos cuerpos sociales, voluntad y abulia- afloran en páginas bellísimas, que expresan lo fragmentario y lo insantáneo de la vida a través de cuadros. Maitena Etxebarría, profesora de la Facultad de Filología de la Universidad del País Vasco, ofrece en la Introducción una lectura renovadora, en clave de contraste entre el heredado realismo decimonónico y la voluntad de cambio en la novela. Maitena Etxebarría, profesora de la Facultad de Filología de la Universidad del País Vasco, ofrece en la Introducción una lectura renovadora, en clave de contraste entre el heredado realismo decimonónico y la voluntad de cambio en la novela.