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LA CABEZA DE LA GORGONA . Y OTRAS TRANSFORMACIONES TERRORÍFICAS (MAUPASSANT, GUY DE / LEWTON, VAL / LATORRE FORTUÑO, JOSÉ MARÍA)
LEER UN FRAGMENTO Una bella muchacha que se transforma en una decrépita momia egipcia, una madre rechazada por la sociedad que alumbra hijos deformes y los vende a los “freakshows”, el atroz descubrimiento de que la Gorgona existe… Hombres-lobo, mujeres-pantera y mujeres-serpiente, alienígenas agresivos y polimorfos, brillantes científicos convertidos en mosca y gente poseída por el Demonio… Estos y otros pesadillescos engendros son los protagonistas de La cabeza de la Gorgona y otras transformaciones terroríficas, una antología de cuentos de horror que descubre la fascinación del hombre por los monstruos. Si en la actualidad la teratología –literalmente, «la ciencia de los monstruos»– ha demostrado que las alteraciones/deformaciones del cuerpo humano son resultado de sus errores genéticos, de la variedad de sus mutaciones, en la antigüedad el monstruo era el contravalor de la vida. Rezumaba negativismo, era una cosa demoníaca, un atentado al Orden, que ponía en cuestión todo aquello que se consideraba «normal». Los relatos de autores como Louisa May Alcott, Guy de Maupassant, J.D. Beresford, John W. Campbell Jr., Val Lewton, George Langelaan, Joseph Payne Brennan, Vicente Muñoz Puelles o José María Latorre inciden en esta idea, pero aportan además su peculiar visión dramática, poética, en torno a cuestiones ligadas a la monstruosidad. Es decir, exploran los oscuros márgenes de lo que es humano, convirtiendo a sus monstruos en aquello de nosotros mismos que no queremos aceptar, que no deseamos ver.

EL IMPRESIONISMO: LA VISIÓN ORIGINAL . CRITICA DE ARTE (1867-1895). (ZOLA, ÉMILE/MALLARMÉ, STÉPHANE/JAMES, HENRY/MAUPASSANT, GUY DE/HUYSMANS, JORIS-KARL/LAFORGUE, JULES/FÉNÉON, FÉLIX/Y OTROS)
La pintura impresionista, trivializada a veces tras un siglo de éxito, fue en otro tiempo una revelación deslumbrante. Para recobrar aquel momento, aquella visión original, hay que acudir a las reacciones de la crítica de la época. os primeros defensores de Manet y Degas, Monet y Pisarro, se acercaron a sus obras desde un credo naturalista, pero apreciaron ya en ellas un giro subjetivo: el pintor impresionista no quería plasmar la naturaleza misma, sino una sensación personal ante la naturaleza. Mediada la década de 1870, se formaría en la crítica de arte un modelo oculista, que pretendía explicar la nueva pintura estudiando la fisiología del ojo impresionista. Un ojo primitivo, reducido a puras vibraciones de color; un ojo analítico, empeñado en descomponer los matices más sutiles de la luz; un ojo hipersensible, degenerado o bien adelantado a la evolución futura de la retina humana. Ese paradigma óptico dominaría hasta 1890, cuando los críticos simbolistas, al asumir la defensa de Van Gogh y Gauguin, definieron el arte como escritura de signos. En esta antología se reúnen los textos esenciales de la crítica del momento sobre el impresionismo, hasta ahora inéditos en castellano. Entre sus autores se encuentran algunos de los escritores más celebrados de la época, así como muchos otros. Los ensayos vienen acompañados por una amplia selección de las pinturas de Manet, Degas, Monet, Renoir, Pisarro, Cézanne, Seurat, Gauguin y Van Gogh, entre otros.

L’HORLÀ (DE MAUPASSANT, GUY)
Guy de Maupassant és, amb Poe, Txékhov, Gógol i Hawthorne—tots ells publicats per Quaderns Crema—, un dels noms cabdals en la construcció del conte modern. Amb la publicació el 1880 de Boule de suif va ser reconegut com un mestre, i es va convertir en un dels autors més llegits i sol·licitats pels diaris del seu temps. Observador melancòlic, sovint a mig camí entre l’al·lucinació i la clarividència, queda perfectament retratat en una carta que el 1881 adreça a la seva mare: «Em fa venir més fred la solitud de la vida que no pas la solitud de casa. Sento aquest distanciament de tots els éssers, el pes del buit. I, enmig d’aquesta desbandada de tot, el meu cervell funciona amb lucidesa, exacte, m’enlluerna amb el no-res etern.»