Vicente Blasco Ibáñez fue uno de los grandes novelistas españoles de finales del siglo XIX y primer tercio del XX. Entre su amplia producción literaria merece un lugar destacado su obra viajera. En 1923 inició un periplo que dio lugar a su Vuelta al mundo de un novelista, extenso relato en tres volúmenes del que se extrae aquí su recorrido por Japón. Un texto lúcido y ameno que retrata magistralmente la compleja civilización japonesa. Blasco llega a un Japón devastado por el terrible terremoto de ese mismo año, cuyas consecuencias describe con la vivacidad habitual en él. El Japón de 1923 es un país de abruptos contrastes, que ha salido de su Edad Media tan solo 50 años antes y que se debate entre la adopción de las pautas de la modernidad occidental y el peso abrumador de sus tradiciones. El relato del viaje es al mismo tiempo una síntesis excepcional de la historia del Japón, de su mentalidad vital, social y religiosa y de su avatar político, entreverada del humor y el vitalismo que nunca faltan en la prosa de Blasco. El resultado de todo ello, de la mano de un observador excepcional, es un relato apasionante.
En 1905, cuando era diputado, al salir muchas tardes con dirección al Congreso, torcía mi camino. La situación de mi vivienda, al final del paseo de la Castellana, casi en el campo, ayudaba a esta fuga parlamentaria. Estaba convencido de la inutilidad de mis funciones de diputado republicano dentro de una Cámara fabricada por los monárquicos. Era preferible vagar por los alrededores de Madrid, viendo los curiosos personajes de la miserable horda suburbana. En estos paseos, que tenían algo de exploraciones, fui conociendo a los más de los personajes que figuran en la presente novela, o más exactamente, a los seres reales que empleé como modelos de mis tipos imaginarios. No existe un solo personaje en La horda, ni aun los más secundarios, sin su correspondiente hermano de carne y hueso. Cuando estudiaba las costumbres de los gitanos instalados junto al puente de Toledo, vino conmigo varias tardes el gran poeta Rubén Darío, interesado por mis relatos sobre las costumbres de esas gentes de origen nómada, entregadas a una vida sedentaria. Para estudiar a los cazadores furtivos me acompañó Pedro González-Blanco. Juntos, y vestidos con nuestras peores ropas, para que nos sirviesen de disfraz, fuimos una noche a cazar conejos en El Pardo, con unos cuantos hombres que exponían su vida. La descripción de dicha cacería, que figura en La horda, refleja exactamente la realidad. Guardamos en secreto algún tiempo esta hazaña penal, pero finalmente acabó por hacerse pública, y el Heraldo de Madrid contó en un gracioso artículo como el autor de La horda había acompañado a los explotadores furtivos para verles trabajar, con riesgo de su propia vida.
Con el grito jubiloso de ¡Viva la República! Blasco Ibáñez encabezaba el último artículo que envió desde Francia para el periódico El Correo de Valencia en 1891. Era la misma expresión con que titularía pocos meses después una de sus novelas históricas de juventud y que resume perfectamente la índole apasionada de las crónicas que escribió sobre París después de huir de las autoridades españolas. Sus Impresiones de un emigrado son testimonio perfecto de las inquietudes políticas y sociales del hombre escindido entre dos grandes amores: su España natal, anclada en los rancios tradicionalismos, y la Francia cuya historia revolucionaria encarnaba los ideales de libertad y democracia por los que él siempre luchó. A través de estos artículos, que delatan el compromiso ideológico con una realidad intensamente vivida, podemos acceder a la personalidad de un escritor transido por un poso romántico y que apenas temió a las distancias ni a los grandes desafíos. Guiados por él, el recorrido por la geografía parisina se convierte en un juicio crítico del presente de la metrópoli y en una evocación de sus episodios históricos más recientes. Con la característica habilidad de Blasco Ibáñez para narrar las anécdotas más sorprendentes o captar el color local, la variedad impregna unas crónicas que no renuncian a la denuncia de las más injustas desigualdades y resaltan la noble aspiración al progreso humano. Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, 1928) fue una figura más novelesca que sus propias ficciones literarias. Poseído de un espíritu de conquistador, se embarcó en diferentes empresas: agitador político y líder republicano, periodista, editor, colono y guionista de Hollywood. Envuelto en diversos duelos y perseguido por la justicia, pero celebrado por las grandes masas, este impetuoso e infatigable buscador de la fama alcanzó su objetivo tras la traducción al inglés de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, siendo vertidas a los más diversos idiomas la mayoría de sus novelas y colecciones de cuentos, con títulos como La barraca, Entre naranjos o Sangre y arena, entre otros. Emilio José Sales Dasí es Doctor en Literatura Española y Premio de Ensayo de la Generalitat Valenciana 2008 por el estudio Bajo el encanto de lo novelesco. Blasco Ibáñez ochenta años después. Después de un diálogo continuado con los libros de caballerías, en los últimos años alterna su tarea docente con la edición divulgativa de las obras de Blasco Ibáñez y con otras actividades didácticas y literarias, fruto de las cuales es la publicación de los cuentos La memoria del otoño (Destiempos).
Conocido sobre todo por su abundante producción novelística, Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) cultivó asimismo el género del cuento, a través del cual perfeccionaba recursos narrativos y se adentraba en el tratamiento de las pasiones humanas. Publicados inicialmente en el diario " El Pueblo " y reunidos posteriormente en un volumen, los doce relatos que integran " Cuentos valencianos " van desde la recreación de tradiciones populares, como «En la puerta del cielo» o «El dragón del Patriarca», hasta estampas de gran vigor expresivo donde se exploran el amor («Dimòni»), los celos («¡Cosas de hombres!»), la venganza («Guapeza valenciana»), la frustración («Noche de bodas») o los primeros desengaños de la adolescencia («El femater»).
Vicente Blasco Ibáñez fue un viajero empedernido. En él ejercía una singular fascinación la posibilidad de recorrer grandes distancias para satisfacer su espíritu curioso y para reivindicarse como ciudadano de un mundo sin fronteras. Pero en su trayecto hasta Constantinopla hubo otro aliciente que hacía más atractiva la aventura: era uno de los primeros viajes que iba a emprender con Elena Ortúzar, quien se convertiría con el tiempo en su segunda esposa. No obstante, en Oriente (1907), volumen donde reunió las crónicas en que había ido plasmando para la prensa las impresiones de su periplo por varios países europeos hasta llegar a Turquía, no se hallará referencia alguna a su episodio sentimental. En cambio, el lector sí que podrá adentrarse en la relación entusiasta que el escritor-viajero siempre estableció con los ambientes por los que transitó. Por ello, Oriente es un libro de viajes en el que Blasco Ibáñez muestra su habitual capacidad para registrar con un descriptivismo casi pictórico escenarios y tipos humanos. Pero, sobre todo, es una obra que atrae por la variedad de temas que suscita el viaje en un autor que igual se muestra crítico como se deja seducir por el halo fabuloso de unos escenarios que parecen, como él mismo reitera, extraídos de Las mil y una noches. Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, 1928) fue una figura más novelesca que sus propias ficciones literarias. Poseído de un espíritu de conquistador, se embarcó en diferentes empresas: agitador político y líder republicano, periodista, editor, colono y guionista de Hollywood. Envuelto en diversos duelos y perseguido por la justicia, pero celebrado por las grandes masas, este impetuoso e infatigable buscador de la fama alcanzó su objetivo tras la traducción al inglés de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, siendo vertidas a los más diversos idiomas la mayoría de sus novelas y colecciones de cuentos, con títulos como La barraca, Entre naranjos o Sangre y arena, entre otros. Emilio José Sales Dasí (Cárcer, 1964) es catedrático de Secundaria y doctor en Literatura Española. Premio de Ensayo de la Generalitat Valencia 2008 por el estudio Bajo el encanto de lo novelesco. Blasco Ibáñez ochenta años después, es autor de numerosos artículos y ensayos sobre los libros de caballerías castellanos, así como de diversas ediciones, en especial, de las obras de Vicente Blasco Ibáñez. De este escritor ha publicado en Renacimiento la edición de París: impresiones de un emigrado. Recientemente, ha colaborado con esta editorial en la reedición de La malcasada, de Colombine.
La antología Cuentos de amor y de guerra refleja muchos de los personajes, temas, conflictos y escenarios de las mejores novelas de Vicente Blasco Ibáñez, pero con más brevedad e intensidad. Ejemplifica la evolución del autor y muestra matices diversos,
" Arroz y tartana " (1894) pertenece a la primera etapa creadora de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), en la cual predomina el ambiente valenciano y que es, para algunos críticos, la más valiosa dentro de su obra. Escrita en su día para el folletín del diario republicano " El Pueblo " , que él mismo fundó, la novela, que narra la caída de una familia perteneciente a la esfera del comercio como resultado de su obsesión por las apariencias, apunta contra una clase social -la aún incipiente burguesía española- que a menudo se revelaba incapaz de hallar su lugar en una sociedad dominada por unas estructuras reacias a cualquier cambio.
Cañas y barro (1902) es una de las novelas fundamentales de Vicente Blasco Ibáñez, incluida entre las 100 mejores novelas del siglo XX. Magistral en la organización de la trama, en las descripciones y el peso de la narración, la obra emociona y conmocion
Vicente Blasco Ibáñez fue uno de los grandes novelistas españoles de finales del siglo XIX y primer tercio del XX. Entre su gran obra merece un lugar destacado la que dedicó a los viajes. En 1923 inició un periplo que dio lugar a su Vuelta al mundo de un novelista, maravilloso relato en tres volúmenes del que se extrae aquí su recorrido por La India y Sri Lanka (entonces Ceilán). Blasco Ibáñez visita La India de los años 20 del siglo pasado, cuando formaba parte del Imperio Británico, y en la que Gandhi había comenzado a desplegar su actividad no violenta en favor de la emancipación. El testimonio es doblemente valioso, pues por un lado nos traslada la peculiar relación de la Gran Bretaña colonial con esta civilización tan ajena a ella, y la relación entre ambas mentalidades y, por otro nos presenta magistralmente a la gran protagonista de este viaje literario, en todo su carácter: la milenaria civilización india. Un relato insustituible para todos los amantes de ese país y también de Sri Lanka- que fascinará a todos los amantes de la literatura de viajes.
La prodigiosa historia de Vicente Blasco Ibáñez propone un recorrido biográfico, acompañado de numerosas fotografías, sobre una figura clave de nuestra historia. Joan F. Mira nos acerca, con la cadencia y la ductilidad que caracterizan su prosa, a la vid
Vicente Blasco Ibáñez confesó que el Quijote era «un libro de oro». Con ello demostraba su admiración hacia el texto, pero, asimismo, hacia su creador: don Miguel de Cervantes. La prueba más evidente de la devoción que Vicente Blasco Ibáñez sentía hacia el Quijote fue su proyecto, lamentablemente fallido, de llevar a la gran pantalla su propia versión del texto cervantino., el guión de ese proyecto es el que presentamos en estas páginas.
En 1923, Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) está en la cumbre de su existencia y de su carrera. Desde 1921 vive su plenitud en una lujosa villa en Menton, en la Costa Azul. Sin embargo, azuzado por el deseo de «ver el mundo y no marcharse de él sin haber visitado su redondez», ese gran inquieto y vitalista emprende un periplo de seis meses para experimentar, y luego compartir con sus lectores, las impresiones, emociones, sucedidos y anécdotas que a lo largo de él le van saliendo al paso. " La vuelta al mundo de un novelista " es un carrusel ameno e inolvidable de lugares, pueblos y personas en el que Blasco, como incomparable compañero de viaje, hace desfilar ante nuestros ojos la espléndida y fascinante variedad de unos paisajes de leyenda hoy en gran parte trivializados o desaparecidos. Este primer volumen recoge sus andanzas por Estados Unidos, Cuba, Panamá, Hawai, Corea y Manchuria.