Publicada por primera vez hace ocho años y completamente agotada, "Hola, mi amor, yo soy tu lobo y otros poemas de romanticismo feroz", recoge los poemas de romanticismo feroz de Luis Alberto de Cuenca, incluida la canción "Caperucita feroz" que escribió para Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón, cuyos dos primeros versos dan título al libro. Se trata de un romanticismo real y urbano que se sustenta en lo físico y, por lo tanto, suele ser más sincero y reconocible. En algunos poemas el aullido lobuno aún es de cachorro, en otros es ya el macho alfa de la manada quien se expresa. Miguel Ángel Martín, coautor de la selección, se ha encargado de ilustrarlos expresamente para esta edición, con un trazo de «línea clara» muy próximo al estilo poético de Luis Alberto. Ambos comparten similar mirada pop, mordaz e irónica, para enfrentarse al mundo. Este segunda edición ha sido actualizada con los últimos poemarios publicados por el autor.
JULIO CÉSAR GALÁN reúne en Todas las canciones aquella poesía de Luis Alberto de Cuenca que, por una razón o por otra, ha tenido que ver con el mundo de la canción.Están aquí las letras que De Cuenca compuso para la Orquesta Mondragón y para Loquillo, pero también los poemas que, convertidos en canciones por Gabriel Sopeña, han sido interpretados por Loquillo en el CD Su nombre era el de todas las mujeres, que vio la luz en 2011. Ese título forma parte de un proyecto en marcha que abarca una treintena de poemas musicados por Sopeña y presentes en esta edición. Música y poesía nacieron juntas en la Grecia de Safo y Alceo y vuelven a reunirse en la poesía de Luis Alberto de Cuenca, uno de los poetas españoles actuales que más puentes ha tendido entre su producción poética y el ámbito del rock y de la canción pop.
Con la aparición en 1985 de La caja de plata (Premio de la Crítica 1986) Luis Alberto de Cuenca optó por una poesía de «línea clara», narrativa, coloquial y, aparentemente, sencilla. En sus páginas, la épica caballeresca baja a la calle y se pone a leer cómics o novelas policíacas, o se va al cine a ver una película de terror o de aventuras. El Guerrero del Antifaz camina del brazo del Marqués de Bradomín, fundiendo lo popular con lo decadente y el mundo mítico de los cuentos de hadas con la magia de lo cotidiano. Aunque desde entonces ha permanecido fiel al mismo estilo, la renovadora originalidad de sus versos hace de La caja de plata un libro único y explica su poderosa influencia en la poesía española contemporánea.
Recoge este volumen casi toda la poesía juvenil de Luis Alberto de Cuenca, pues reúne por primera vez los libros Elsinore (1972) y Scholia (1978), junto a la plaquette Necrofilia (1983). En palabras de Jesús Ponce Cárdenas, responsable de la edición y del extenso estudio preliminar que le sirve de prólogo, se trata de un «singular tríptico de tinieblas», ya que en estas tres obras se concentra la poesía más hermética del poeta madrileño. Se escribieron coincidiendo con un momento de renovación lírica española, donde se apostó por la tradición helenística, el lenguaje y un hiperculturismo que De Cuenca superaría pocos años después dando un giro hacia la línea clara con La caja de plata, su primera gran obra de completa madurez.
Una selección de poemas amorosos, a veces traicioneros, siempre divertidos y cáusticos, del poeta de culto y Premio Nacional de Poesía Luis Alberto de Cuenca. Todo lo que se debe, se compra o se vende. Todo lo que se ama o se desama. Lo que se pone en duda. Lo que, directamente, no es verdad. Todo eso se acepta en este libro de cheques, flores y mentiras en el que figuran los poemas más afilados y cómplices de Luis Alberto de Cuenca, uno de los grandes poetas españoles actuales, máximo referente de las nuevas generaciones.
El autor manifiesta su pasión por la Antigüedad Clásica y el Medioevo, por la épica, por gigantes como Homero y Shakespeare y por lo más selecto de la literatura popular.
Antes de abrazar la línea clara, Luis Alberto de Cuenca quiso acabar con el pasado de la tradición poética y, como el resto de los Novísimos, se regodeó en un esteticismo culturalista. Esa etapa hermética, de línea oscura, ya delataba, sin embargo, las obsesiones que han marcado el resto de su obra: el mundo grecolatino, la mitología germánica, la Edad Media, el desencanto amoroso, la pasión por la cultura pop En este primer libro, Los Retratos, que inaugura la biblioteca donde irá recuperándose toda su obra, el Marqués de Sade se codea con Ennio, François Villon y Ezra Pound, y lleva del brazo a la cantante de gospel Mahalia Jackson, entre otros muchos nombres propios.
Apasionado por la literatura y el cine góticos, Luis Alberto de Cuenca ha ido recogiendo en cada uno de sus libros publicados hasta el momento un buen número de poemas centrados en los grandes mitos del terror: el vampiro, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo, los zombis? Muchos de esos poemas, presentes en su obra desde "Elsinore" (1972) hasta "Bloc de otoño" (2018), han sido reunidos por el autor en esta antología ilustrada por Miguel Ángel Martín, uno de los dibujantes que mejor ha sabido interpretar el universo del poeta, capaz de apresar con sus versos de «línea clara» las obsesiones de lo cotidiano.
Howard Hawks consideró siempre "carface, the Shame of a Nation" (1932) su mejor película. De acuerdo con el gran director estadounidense, Luis Alberto de Cuenca rinde homenaje al film por excelencia del cine de gángsters, obra maestra de todo un subgénero. Este ensayo contiene un perfil de Hawks ?director favorito del autor? y una defensa de la mitología generada por el cine de gángsters, esos aventureros ávidos de dinero y poder, siempre acompañados por rubias con el pelo cortado a lo garçon y unos trajes de noche que quitan el hipo. El gángster de la cara cortada es un tributo a ese mundo en el que los desheredados pueden convertirse en magnates gracias a una metralleta Thompson.
El hámster de Marta se llama Basilio y vive como un rey hasta que llega a casa Laila. Esta gata persa presumida, blanca como el algodón y de enormes bigotes, roba el corazón del pobre Basilio, que la busca y adora a riesgo de acabar siendo la merienda de su amada. Aunque él cree que Laila nunca sería capaz de comerse a un rey, serán los Reyes Magos quienes pongan orden en la casa de Marta, trayendo a Basilio y a Laila el regalo que les saque de ese hechizo amoroso. Inés de Cuenca Barella escribió este cuento cuando era niña y Carmen García Iglesias lo ha ilustrado con ese cariño especial que sus pinceles reflejan siempre que se aproxima al mundo de los gatos y de otros animales.