"No pudimos escapar" parece un grito para testimoniar la posición de los españoles que, por culpa de una minoría y sin enemistad con los contrarios, se vieron involucrados en un conflicto sangriento, cuyo recuerdo todavía aviva pasiones de odio. No
Después de la publicación de "No pudimos escapar", celebrada por su visión original de la Guerra Civil, Hipólito Escolar nos vuelve a sorprender con Historia de cinco ciudades y un monasterio", escrita igualmente con la soltura, la amenidad y el humo
Introducción, transcripción y notas de Raúl Rodríguez Nozal y Antonio González Bueno Hipólito Ruiz López (1754-1816) fue el director y primer botánico de la Real Expedición al Virreinato del Perú, con la que se inicia una serie de viajes científicos por tierras americanas, organizados durante el reinado de Carlos III, bajo la supervisión técnica de Casimiro Gómez Ortega. La Expedición que nos ocupa es fiel reflejo de la política trazada por sus gestores metropolitanos, quienes diseñaron un producto en el que los estudios de Historia Natural quedaron supeditados a su utilidad terapéutica. En ella participaron, junto a Hipólito Ruiz, José Pavón de su misma quinta, el médico francés Joseph Dombey de mayor edad y experiencia profesional que sus compañeros españoles y los dibujantes José Brunete e Isidro Gálvez. Como en tantos otros proyectos pergeñados durante la Ilustración española, en éste los intereses personales ensombrecieron los deseos de la Corona; fue, en definitiva, la historia de una ambición, en la que su primer botánico, Hipólito Ruiz, jugó un papel protagonista.
Estas observaciones sobre la ciudad de Lima contienen una descripción topográfica de Lima, un examen de la calidad del suelo, naturaleza de sus aguas, influencia del sol o de la luna, eclipses, estado de la atmósfera. En la segunda parte del libro se examina la influencia que tiene el clima en la vegetación y la constitución del cuerpo humano. El autor procura explicarlo todo sin adherirse a un particular sistema fisiológico ni botánico, sino deduciéndolo de los hechos y observaciones.
Los cuentos mágicos son una alegoría de la vida, de sus principales fases y problemas. Una vez interpretado el simbolismo del relato, el resultado, a veces, nos sorprende por su crudo realismo, ya que refleja las normas de conducta, los complejos y valores de la época y de la sociedad en la que se creó. Aportan estas narraciones un modelo de conducta tópico que responde a un problema vital y universal, el cual, en gran medida, continúa vigente, en nuestra sociedad. El cuento mágico es un instrumento al servicio de la conservación de estos valores y normas de conducta; es un medio de educación, un instrumento que permite al autor transmitir sus ideas y los intereses más característicos de una clase social y de una época, y perpetuar estos principios a través del tiempo y el espacio. En este texto realizamos una búsqueda de ese mensaje oculto acudiendo a los símbolos oníricos y a la literatura.
Son sus protagonistas, además de los jóvenes estudiantes, la sempiterna guagua Santa Cruz-Laguna, la Vega lagunera, la noche derrochando sus frías magias a manos llenas..., y gravitando sobre todos ellos la esperanza de un cambio social que las manifestaciones sociales solas parecían no poder lograr. Final de los años sesenta en la universidad, El tiempo lento de Cecilia e Hipólito muestra, paradójicamente, un tiempo gastado urgentemente, a manos llenas, un tiempo de juventud que se consume y derrocha pero que desde fuera, desde el observador objetivo, no parece conseguir nada. Es en verdad una valiente manera, por tanto joven, de quemar horas de existencia en supuestas utilidades que no tienen prevista una respuesta directa. La búsqueda de la comunicación y el amor, el diálogo permanente entre los amantes, las voces interiores, y la confluencia de géneros, son elementos que marcan decisivamente la urdimbre general de esta sorprendente novela.
La historia de Hipólito y Serafín no es quizá nada más (y tampoco nada menos) que una demostración animada del principio de la simbiosis, que es algo muy parecido, en el fondo, a la amistad y a la evidencia de que necesitamos de los otros para estar completos, y de que es justamente la diferencia lo que nos hace mejores. Las deliciosas ilustraciones de Álex Omist hacen que esta desigual pareja de amigos cobre vida ante los ojos del pequeño lector.