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Entre los 10 libros más vendidos. 4 ediciones en tres meses. La guerra civil sigue dando pie a discrepancias en casi todos sus aspectos, desde las cifras de su represión al talento militar de Franco o la intervención extranjera. Pero en el fondo de esas discrepancias yace una cuestión esencial que, en la medida en que sea resuelta, da sentido a unas y priva de relevancia a otras: la cuestión de cuáles fueron las causas de la guerra o, dicho de otra manera, ¿quién empezó? La respuesta parece hoy bastante clara: empezaron el PSOE y la Esquerra, en octubre de 1934. Enfocando el asunto de otro modo, la pregunta sería: ¿llegó la guerra por una amenaza fascista a la que se vio obligada a resistir la izquierda, o por un peligro revolucionario que la derecha hubo de repeler? Éste es el tema fundamental de este libro. Las tesis aquí desarrolladas enlazan con las expuestas en Los orígenes de la guerra civil española, y tratan de explicar cómo la experiencia de octubre del 34, en vez de vacunar contra un ulterior enfrentamiento, lo acicateó. Si aquella insurrección inició el conflicto civil, se debió a que sus causas no desaparecieron sino que cobraron después fuerza multipllicada. y lo hicieron hasta el punto de que el clima social, tenso pero no belicoso en 1934, se cargó de odio irreconciliable.
En los últimos años se ha creado una imagen idílica, pero un tanto de cartón piedra, de la República. El caso de Azaña es particularmente revelador. Sometido a una especie de beatificación laica, que difícilmente le hubiera agradado, la publicación de sus diarios en México provocó un embarazoso silencio, porque derrumbaban una cierta mitología republicana. No obstante, los viejos tópicos han revivido a fuerza de silenciar testimonios o de someterlos a malabarismos interpretativos. Este libro, al basarse en gran medida en el contraste de los testimonios de los dirigentes republicanos, ofrece un panorama muy distinto, ciertamente mucho más lleno de vida y de interés, y desde luego más veraz. El libro trata de mostrar cómo aquellos dirigentes afrontaron los retos de la época y a sus rivales políticos, con qué ideas y cálculos, de lo cual nadie nos informará mejor que ellos mismos. El resultado es fascinantey a menudo concluyente para clarificar esta época tormentosa de nuestra historia, en el camino hacia la guerra civil.
La gratitud es una de las actitudes básicas del ser humano. Y se ha de dirigir hacia Dios, dador de la existencia y de la gracia, y hacia los hombres. No hay postura más irracional -y por tanto alejada de lo humano- que la de considerar algo «natural», como un derecho, la propia existencia o los gestos de afecto y amor de los demás. Por eso, «el agradecer pertenece, como el amar, alabar y glorificar, a lo que será en la eternidad sin fin». La sabiduría consiste en estar en sí. Si tal vigilancia se ejerce de manera intermitente y apacible, será señal de que se está en ruta hacia esa cima. En ruta, pues a la cima nunca se llega.
Con ponderación y rigor, sin filias ni fobias, el autor analiza las llamadas responsabilidades históricas de la Iglesia , documenta el conflicto República-Iglesia y ofrece los datos y características de la persecución.
Ganadora del XXXV Premio Herralde de Novela ¿Qué tiene que suceder para que nos veamos obligados a redefinir nuestra idea de la infancia? La aparición de treinta y dos niños violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y el río. Veinte años después, uno de sus protagonistas redacta esta República luminosa, una crónica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre cómo la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad. Tensa y angustiosa, con la nitidez del Conrad de El corazón de las tinieblas, Barba suma aquí, a su habitual audacia narrativa y su talento para las situaciones ambiguas, la dimensión de una fábula metafísica y oscura que tiene el aliento de los grandes relatos.
Dice la sabiduría popular que encontrar un trébol de cuatro hojas da suerte. Si Gobierno y Administración cumple las cuatro funciones descritas en este libro (las cuatro hojas de un trébol) los ciudadanos habrán tenido suerte. De esto trata este libro: de la buena Gobernanza Pública. En la economía global es importante que Gobierno y Administraciones Públicas tengan una gestión excelente para crear, entre otras cosas, buenos puestos de trabajo, tanto en el sector privado como en el público. Pero gobernar es complejo y paradójico; hay que hacer cosas aparentemente contradictorias entre sí; y, a pesar de ello, tomar buenas decisiones; adoptar estrategias adecuadas. Para ello, se necesitan políticos, gestores y empleados públicos con visión de futuro, habilidad de intermediación y ética intachable. La teoría y prácticas contenidas en este libro son conocimiento necesario para quién gobierne o tenga responsabilidades en una Administración. También para quien desee saber cómo debe funcionar su sector público y qué tiene que exigir a quienes le gobiernan desde posiciones políticas. Para tener suerte como gobernante, administrador o ciudadano.
La Teoría Monetaria Moderna es una corriente de pensamiento económico que sostiene que los Estados con soberanía monetaria pueden financiar sus gastos sin cobrar impuestos y sin endeudarse. Para ello, aseguran, basta con emitir moneda fiat (el dinero actualmente vigente en el mundo desde que desapareciera el patrón oro en 1971). Es decir, la Teoría Monetaria Moderna considera que, a través de la creación de dinero, los Estados soberanos pueden financiar el gasto público y lograr el pleno empleo sin generar inflación, sin incrementar los tipos de interés y sin endeudar a las generaciones futuras. Unas ideas que han llevado a muchos de ellos a defender, por ejemplo, que España debería abandonar el euro y recuperar la soberanía monetaria de la peseta para así poder superar definitivamente la crisis. El economista Juan Ramón Rallo se propone en este libro demostrar que esta teoría, tan de moda entre algunos sectores de la izquierda en el período deflacionista que hoy vivimos, resulta totalmente errónea y que sus propuestas constituyen una auténtica amenaza para nuestra prosperidad.
Theodore Dalrymple, uno de los comentaristas más incisivos y menos políticamente correctos de nuestros días, desenmascara el sentimentalismo oculto que asfixia la vida pública. Bajo la guisa de esfuerzos encomiables como la correcta educación de los niños, la atención a los desfavorecidos, la ayuda a los menos capacitados y el bien en general, estamos consiguiendo todo lo contrario: el sentimentalismo destruye el sentido de responsabilidad, debilita las relaciones humanas y en realidad está muy cerca de la agresión y la violencia. Al hilo de su perspicaz y en ocasiones incómodo comentario de temas sociales, políticos, populares y literarios muy diversos, Dalrymple nos muestra las consecuencias perversas que tiene abandonar la lógica en favor del culto a los sentimientos.