Juan de la Cruz (1542-1591), santo de la Iglesia católica y maestro espiritual universal, responde a la gran necesidad de los cristianos de su tiempo describiendo las etapas de la vida mística de unión de Dios: de la noche de los sentidos a la noche del espíritu, para llegar a la unión transformadora en la que el alma se vuelve semejante a Dios.
Este libro es una lectura de la espiritualidad de los grandes santos carmelitas desde la experiencia de un sacerdote burgalés que sabe mucho también del consuelo de Dios en la noche de la fe. El texto conmueve y cautiva por la sencillez y hondura con que muestra el don de Dios en quien se deja hacer por Él. Todo un regalo en estos tiempos tan necesitados de testigos de fe viva y encarnada.
Juan de la Cruz, el poeta del misticismo, una de las figuras universales del siglo XVI español, es estudiado en este libro, en su vida, pensamiento y experiencia, por medio de una síntesis de sus elementos conflictivos y paradójicos. Se describe a Juan de la Cruz como un "rebelde sumiso", disidente que defiende sus ideas preocupado por no abandonar nunca la disciplina eclesial.
Esta nueva vida de san Juan de la Cruz ahonda sus raíces en los principales estudios del último siglo. Enriquecida por los pasos significativos de los escritos del Santo, su perfil desde la infancia en Fontiveros (Ávila), hasta su muerte en Úbeda (Jaén) se sucede en treinta ágiles etapas. Una existencia simple y sublime la de Juan de la Cruz, verdadera, profunda y trasparente, tanto cuando el Santo contempla los ojos de su Señor en la eterna cristalina fuente, como cuando recoge garbanzos en el huerto del convento de La Peñuela. Como trasfondo de su narración escribe el cardenal Arborelius el padre Moriconi pone la cárcel de Toledo, y conduce al lector a descubrir que, incluso en aquel oscuro cuchitril, Juan de la Cruz, privado de toda consolación y afecto, consigue hacer manar, de su alma herida, el más bello canto al Amor.