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Resultados de la búsqueda para: Jack London
Lele Vianello está considerado como uno de los mejores artistas del cómic italiano. Durante muchos años ha sido uno de los colaboradores habituales de Hugo Pratt con quien ha contribuido a la realización de muchas de las historias del célebre personaje Corto Maltés. En este primer y `prestigioso volumen de la colección 001 dedicada al autor, Vianello nos lleva hasta el Gran Norte inspirándose en las novelas de Jack London, el escritor americano que, en 1897, con sólo 21 años fue buscador de oro en Klondike. Un libro que narra a través de la tinta y de las espléndidas acuarelas cuatro historias apasionantes ambientadas en las lejanas y frías llanuras americanas, presentando una naturaleza salvaje sin contaminar en la que se encuentran y enfrentan unos protagonistas con comportamientos diferentes: los casacas rojas y los indios mostrado su lado humano, demasiado humano.
Traducción de Inés Bértolo y Vicente Campos. A finales del siglo XIX se descubrió oro en la recóndita cuenca del Klondike, en Alaska. La «fiebre del oro» que se desató de inmediato llevó a miles de aventureros e incautos a aquellas remotas tierras. Entre ellos iba el joven Jack London, un veinteañero procedente de San Francisco que, al cabo de unos meses, regresaría a casa enfermo de escorbuto y, como la inmensa mayoría, con las manos tan vacías como antes de partir hacia el inhóspito Norte. Pero al cabo de poco tiempo, las vivencias allí acumuladas le servirían para escribir una serie de narraciones largas entre ellas la popular La llamada de lo salvaje y breves que, a la postre, resultarían más rentables que el oro que hubiera encontrado. El presente volumen recoge, traducidos al castellano por primera vez o en nuevas versiones, ocho de los mejores relatos sobre el Gran Norte. En ellos se condensa el London más depurado: un paisaje desolado y turbador, una naturaleza implacable, protagonistas que navegan entre la heroicidad y el desamparo, entre la asunción impasible de la fatalidad y la resistencia desesperada a un destino incierto. La capacidad de Jack London para transmitir emociones para que el lector sienta la aceleración del pulso que provoca la aventura o la descarga de adrenalina causada por el miedo en pocos textos se encuentra mejor reflejada que en estos cuentos. (Prólogo de Vicente Campos
John Griffith London nació en San Francisco el 12 de enero de 1876. Era hijo de un astrólogo ambulante llamado William Henry Chaney, al que no conoció, y de Flora Wellman, una profesora de música que se dedicaba al espiritismo. Se educó de forma autodidacta y pronto acusó la influencia de las doctrinas evolucionistas, del marxismo y la idea nietzscheana del superhombre. Entre 1897 y 1898 viajó por Alaska, empujado por la fiebre del oro. Antes había sido marino, pescador, e incluso contrabandista. De regreso a San Francisco comenzó a relatar sus experiencias. En 1900 publicó una colección de relatos titulada El hijo del lobo que le proporcionó gran éxito popular. Publicó más de 50 libros que le supusieron grandes ingresos pero que dilapidó en viajes y alcohol. Fue corresponsal de guerra y vivió dos matrimonios tormentosos. Murió de una sobredosis de morfina y atropina en Glen Ellen, California, el 22 de noviembre de 1916, a los cuarenta años. Su obra, desde La llamada de la Selva (1903), hasta John Barleycorn (1913) refleja la exaltación de la fuerza como valor moral, la libertad e integridad del hombre reconquistadas en la libre relación con las fuerzas de la Naturaleza. Los Cuentos de los Mares del Sur son una buena muestra del arte narrativo de London, caracterizados por una técnica casi cinematográfica y por un estilo ágil y directo. Indígenas, aventureros, marinos, historias violentas en tierras desconocidas...
Un boxeador fracasado se enfrenta al más difícil combate de su vida, el que marcará la diferencia entre la supervivencia y el hundimiento. En un velero que ha perdido su aparejo, los marineros, sin comida ni agua, irán poco a poco perdiendo sus últimos vestigios de humanidad hasta convertirse en animales salvajes. Un pobre trabajador chino en una plantación de algodón de los Mares del Sur va a conocer en carne propia la justicia de los blancos, la aplastante lógica de un mundo abusivo y despiadado en el que sólo existen amos y esclavos. Abandonados a la intemperie, los protagonistas de esta colección de relatos de Jack London saben que no pueden esperar la ayuda de los hombres ni de los dioses y que juegan una partida cuyas cartas están marcadas. Cuartuchos miserables en barrios obreros, fábricas en las que se trabaja de sol a sol, buques azotados como juguetes por invencibles temporales u hospitales en los que un enfermo sólo es un conejillo de indias son los escenarios habituales de estas desoladoras historias que tratan de la crueldad del hombre hacia el hombre. No faltan, sin embargo, cuentos sobre la naturaleza de las relaciones amorosas, como el que da título al volumen, e incluso alguna pieza de corte plenamente humorístico. Todos tienen en común la fuerza y la potencia expresiva característica de la obra de Jack London, con toda justicia, uno de los grandes clásicos de la literatura norteamericana del siglo XX.
El 22 de noviembre de 1916, hace exactamente un siglo, Jack London, acaso el escritor estadounidense más célebre de su tiempo, fue encontrado muerto en Glen Ellen, su rancho en el condado de Sonoma, California. Tenía 40 años y había escrito 21 novelas, 20 libros de cuentos, 4 volúmenes autobiográficos, 22 libros de ensayos, 4 piezas teatrales y un importante número de libros de poesía. Ladrón de ostras en la bahía de San Francisco, cazador de focas en Siberia, vagabundo en los trenes de su país, buscador de oro en el lejano norte, corresponsal de guerra. Esta antología reúne cuentos que se apoyan en sus experiencias de casi un año en el territorio de Klondike, Canadá. Por ellos desfilan buscadores de oro, cazadores, comerciantes de pieles, jugadores, hampones, truhanes y asesinos.