Ir al contenido
Resultados de la búsqueda para: Guillaume Apollinaire
Se este exemplar fose dar a mans de imbéciles e escuros o monstro Horace Tograth, antagonista brutal do primeiro relato dos 16 deste volume, podería rexurdir para facer da escrita unha acción delitiva e da leitura un feito pecaminoso. Tograth había provocar, máis de oitenta anos despois, unha revolta debida nesta ocasión á gracia administrativa que posibilita a presente publicación. Até agora, os leitores que se achegaron a este texto ficaron ben lonxe desa tentación e o balanzo do seu interese é máis ben positivo. A Walter Benjamin serviulle para reflexionar e viu nel unha premonición do que o capitalismo acabou por facer da figura do escritor, e André Bretón, bon coñecedor da obra, chegou a dicir mesmo que os mozos que non coñeceran Apollinaire habían exclamar: ?chegamos demasiado tarde?. Estas e outras moitas constitúen razóns suficientes para pretender Laiovento, con O Poeta Asasinado, que todos aqueles que non saben aínda deste escritor francés poidan recoñecer a exclamación como propia, mais co consolo de diciren que tarde si, mais chegaron. Tradución do francés de Alberte Allegue Leira. Ilustración da capa: X.M. Tomé.
Hay un barco que se ha llevado a mi amada Hay en el cielo seis salchichas que llegada la noche diríase que son larvas de las que nacerán las estrellas Hay un submarino enemigo que odiaba a mi amor Hay mil pequeños abetos quebrados por los cascos de los obuses estallados a mi alrededor Hay un soldado que pasa cegado por los gases asfixiantes Hay que lo hemos destrozado todo en las trincheras de Nietzsche de Goethe y de Colonia Hay que languidezco por una carta que se demora Hay en mi cartera de cartas varias fotos de mi amor Hay los prisioneros que pasan con una expresión de inquietud Hay una batería cuyos artilleros se agitan alrededor de las piezas Hay un cabo cartero que llega al trote por el camilla del Árbol aislado Hay dicen un espía que ronda por aquí invisible como el horizonte con el cual se ha indignamente vestido y con el cual se confunde Hay erguido como un lirio el busto de mi amor Hay un capitán que espera con ansiedad las comunicaciones de la TSF sobre el Atlántico Hay a medianoche soldados que sierran tablas para los ataúdes Hay mujeres que piden maíz a los gritos delante de un Cristo sangrante en México Hay la corriente del Gulf Stream tan tibia y tan benéfica Hay un cementerio lleno de cruces a 5 kilómetros Hay cruces por todas partes aquí y allá Hay higos de Barbaria en esos cactus de Argelia Hay las largas manos suaves de mi amor Hay un tintero que yo había hecho con un cohete de 15 centímetros y al que no dejaron partir Hay mi silla de montar expuesta a la lluvia Hay los ríos que no remontan su corriente Hay el amor que me impulsa con dulzura Había un prisionero alemán que llevaba su ametralladora a cuestas Hay hombres en el mundo que nunca estuvieron en la guerra Hay hindúes que miran asombrados las campañas occidentales Piensan con melancolía en aquellos a quienes no están seguros de volver a ver Porque se ha llevado muy lejos en esta guerra el arte de la invisibilidad.
Ningún otro poeta del pasado siglo XX despertó tanta empatía ni tanta simpatía como Guillaume Apollinaire. Considerado unánimemente como uno de los fundadores de la lírica moderna, creador de la poesía cubista, de los poemas caligramas y del concepto supernaturalista o superrealista, desarrollado posteriormente por André Breton, Apollinaire supo fundir en su crisol alquímico los últimos frutos del simbolismo francés con los primeros brotes de las vanguardias europeas que él mismo ayudó a consolidar y difundir. Esta antología, elaborada, traducida y anotada por el poeta, narrador y fotógrafo gallego Xoán Abeleira, recoge casi todos los poemas de Apollinaire que aún hoy continúan admirando y emocionando a sus lectores hasta el tuétano, incluido el que da título a la misma, Zona, uno de los más importantes e influyentes de la historia de la poesía de todos los tiempos.