La belleza puede ser reconfortante, perturbadora, sagrada o profana; puede resultar estimulante, atrayente, inspiradora, incluso escalofriante. Puede afectarnos de maneras muy distintas, pero nunca nos deja indiferentes. En esta obra, el brillante y ecléctico filósofo Roger Scruton explora el concepto de belleza, indagando en aquellos elementos que confieren a un objeto artístico, humano o natural esta cualidad y sugiriendo formas de comparar la variedad de criterios que existen al respecto. ¿Hay una manera precisa de medir y juzgar la belleza? ¿Es siquiera posible definirla? ¿Es justo afirmar que es más bello un templo clásico que un edificio de oficinas hecho de hormigón, que hay más belleza en un Rembrandt que en la obra que ganó el último Premio Turner? Las conclusiones a las que llega el autor en este texto, directo y sugerente, tan accesible como intelectualmente riguroso, sin duda pueden resultar controvertidas. No obstante, todas ellas invitan a reflexionar sobre los objetos bellos que nos rodean y a tratar de hallar un sentido más profundo en el efecto que la belleza tiene sobre nosotros.
Pocas actitudes están mejor vistas socialmente y necesitan menos defensa que el optimismo. La mayoría de personas creen que en el futuro desaparecerán las enfermedades, que la buena disposición anímica es la clave para superar las adversidades, que una comunidad de individuos libres es compatible con la igualdad social, que podemos conseguir cualquier cosa que nos propongamos si la queremos con suficiente intensidad?¿Pero qué ocurre cuando nuestro optimismo se vuelve tan desmesurado que no nos deja calcular correctamente nuestras posibilidades de éxito, cuando nos empuja a pensar que podemos conseguir nuestras metas sin esfuerzo, cuando el optimismo choca con la realidad? En muchas ocasiones, cuando las expectativas se frustran, las personas, en lugar de reconsiderar sus objetivos, consideran que los que tienen éxito (países, ciudadanos, grupos sociales) son los responsables del fracaso, de este sentimiento germinan las políticas del resentimiento que al perseguir la utopía de la igualdad social, cultural, económica y educativa están socavando las instituciones, las tradiciones y las costumbres que posibilitan que los seres humanos convivan civilizadamente.
Una copa de vino al día, según muchos médicos, es bueno para la salud. Más de una, puede llevarnos a la ruina. Sea dudoso o no el consejo para la salud del cuerpo, defiende Scruton, es indudablemente bueno para la salud del alma. Y no hay mejor acompañamiento que el vino cuando se trata de filosofar. La filosofía, con una copa en la mano, no solo enseña a beber pensando, sino a pensar bebiendo. Con sentido del humor, el autor ofrece un antídoto ante tantos disparates que hoy se escriben sobre el vino, y defiende con contundencia una bebida que está en el fundamento mismo de nuestra civilización. In vino veritas. Roger Scruton es doctor en Filosofía por la Universidad de Cambridge, y especialista en Estética. Ha sido profesor en Birkbeck College (Londres) y en las universidades de Boston y St. Andrews. Es fundador y editor del periódico The Salisbury Review, y fundador también del Claridge Press. Miembro del consejo editorial del British Journal of Aesthetics e investigador del Ethics and Public Policy Center, es autor de más de cuarenta libros, entre los que destacan El alma del mundo y Pensadores de la nueva izquierda, publicados en Rialp.
Scruton inicia este estudio sobre los fundamentos de la Nueva Izquierda en 1985, publicando un libro con este mismo nombre. En él analizaba a Sartre y Foucault, Habermas, Galbraith y Gramsci. Ha revisado el texto, incluyendo a pensadores de influencia creciente como Lacan, Deleuze y Guattari, Said, Badiou y iek. La edición de 1985 fue controvertida y recibió numerosas críticas en los círculos intelectuales europeos, por su estilo provocativo. Mientras tanto -eran los años de la caída del Muro-, era traducido en numerosos países de herencia comunista. Scruton trata de explicar 'qué hay de bueno en los autores que trato, y qué hay de malo. Mi esperanza es que el resultado pueda beneficiar a lectores de todas las opciones políticas'. Roger Scruton es doctor en Filosofía por la Universidad de Cambridge, y especialista en Estética. Ha sido profesor en Birkbeck College (Londres) y en las universidades de Boston y St. Andrews. Es fundador y editor del periódico The Salisbury Review, y fundador del Claridge Press. Miembro del consejo editorial del British Journal of Aesthetics e investigador del Ethics and Public Policy Center, es autor de más de cuarenta libros, entre ellos, El alma del mundo, publicado también en Rialp.
Este libro propone una visión sintética de la historia de la filosofía moderna y presta especial atención a los temas y conclusiones de sus principales exponentes, de Hobbes a Spinoza, de Malebranche a Berkeley, de Rousseau a Kant y de Schopenhauer a Wittgenstein. Se trata de una perspectiva renovadora y llena de atractivo de la historia del pensamiento moderno desde la óptica de la filosofía analítica, que repasa las grandes preocupaciones intelectuales que han configurado la filosofía occidental desde Descartes.
Basándose en el arte, la arquitectura, la música y la literatura, el autor trata sobre la necesidad de lo sagrado y la incapacidad de la ciencia para explicar la belleza.
Scruton lleva a cabo una defensa radical de la singularidad humana, acudiendo a la historia del pensamiento, la estética y al sentido religioso. El ser humano no puede entenderse solo como un objeto biológico, no somos solo animales humanos, sino personas que se relacionan con otras personas, sujetos de derechos y deberes.
Si escribiésemos un libro titulado Los antipostmodernos, siguiendo el modelo del modélico Los antimodernos de Antoine de Compagnon, Roger Scruton sería uno de los grandes protagonistas, junto a Chesterton, René Girard, Rémi Brague, Evelyn Waugh, Robert Spaemann, Fabrice Hadjadj, Marc Fumaroli, Nicolás Gómez Dávila y el mismo Compagnon, entre otros. Cada cual ha seguido su camino. El de Scruton, fascinante, se prefigura en un capítulo de Retorno a Brideshead, la magna novela de Waugh. El joven Charles Ryder está deslumbrado por su nuevo amigo de la Universidad de Oxford, el aristócrata católico Sebastian Flyte. Por fin tienen una conversación acerca de la fe, y Flyte aduce, en defensa de la suya, su incomparable belleza. Ryder le afea (precisamente) el argumento, y el joven lord le contesta que es uno de los más poderosos y auténticos que existen.