Bloy, estilista sin igual, nos ofrece en este libro unas historias insolentes y recriminatorias, escritas con habilidad, sobrio planteamiento y una resuelta ejecución. Borges escribió de este autor: «Nuestro tiempo ha inventado la locución humor negro; nadie lo ha logrado hasta ahora con la eficacia y la riqueza verbal de Léon Bloy». Kafka que lo leyó, se refiere a él en estos términos: «En el vituperio no tiene par. A su lado, los profetas nos parecen mancos. Si les aventaja, será porque se nutre del estercolero de nuestro tiempo».
Esta selección de los Diarios de Léon Bloy es un atisbo al itinerario vital y espiritual de un místico impaciente, apologeta de Napoleón y defensor de la santidad de Cristóbal Colón, visionario y anarquista, católico ferviente, aunque enemigo de los papas (León XIII en especial fue objeto de muchas de sus crudas andanadas) y del sentimentalismo, de lo burgués y del desorden, que vivió a lo largo de su vida en una pobreza tal que, para calentar a su familia, algún invierno llegó a quemar el mobiliario. Prolífico escritor de cartas, se mantuvo siempre a la espera, a un tiempo inquieta y resignada, «del cartero que no llega». De estas páginas emerge, esforzada, la voz de un «blasfemo por amor», una voz solitaria, profética y apocalíptica, de inesperada y sorprendente intensidad.
Johann Wolfgang von Goethe, Dimitri Merejkowski, Hilaire Belloc o Víctor Hugo, entre otros, se sintieron deslumbrados por la figura de Napoleón Bonaparte, y al estudio de tan extraordinario personaje dedicaron memorables páginas. Sin embargo, ninguno de e
Críticas para Le Chat Noir Este libro supone la primera prueba de cómo Léon Bloy adquirió su fama como «verdugo de la literatura contemporánea». En este temprano panorama crítico, que marcó su salida a la palestra literaria parisina, y una auténtica demolición de la misma, Bloy alimenta ya la propia leyenda de crítico intolerante, panfletario, dado al vituperio y «especialista de la injuria» que diría Borges. Entre sus derribos: Hugo, Zola, Renan, Mendès, Dumas padre, Jules Vallès, Richepin, el pintor Willette, el papa León XIII (entre sus «favoritos» siempre) y una caterva de personajes hoy de segundo orden, pero entonces lo suficientemente notables como para ejercer un silencioso castigo a semejante «niño terrible». La única tabla de salvación a ese triste sino de escritor abandonado, silenciado por la crítica, será precisamente su enorme talento literario, del que este libro es un botón de muestra, y por el que hoy es considerado entre los mejores prosistas de Francia. De un expero en demoliciones, publicado originalmente en 1884, reúne las colaboraciones de Léon Bloy en Le Chat Noir, órgano artístico y literario del famoso cabaret homónimo, el Gato Negro, símbolo del París modernista de finales del siglo XIX. Bloy, conocido ya por su catolicismo intolerante y su talante radicalmente antimoderno, era entonces capaz de convivir «en la más ecléctica de las redacciones» y en los ambientes de la vanguardia artística más radical, junto a sus colegas hydropatas, hirsutos o fumistas. De hecho, serán éstos los que se salven de la particular quema de este libro, «siempre y cuando no me toquen las narices». Con prólogo y epílogo de Rubén Darío
Una completa y apasionante panorámica de la rica tradición negro-criminal de la literatura francesa a través de sus más destacados representantes. Los relatos de esta excepcional antología, cuidadosamente elegidos y prologados por Mauro Armiño, proponen un recorrido de aproximadamente cien años ;desde principios del siglo XIX hasta la década de 1920; por las más oscuras variantes de la literatura francesa: la detectivesca, la criminal, la policiaca, la judicial, el suspense, el enigma o el misterio. Junto a algunos de los grandes nombres de las letras galas ;Mérimée, Balzac, Dumas o Gaston Leroux; aparecen también los de Richepin, Lermina o Allais, menos traducidos entre nosotros pero que sin duda aportan al género una fresca visión del mundo del hampa y la vida cotidiana durante el fin de siècle y la Belle Époque. Paul-Louis Courier, Prosper Mérimée, Honoré de Balzac, Alexandre Dumas, Émile Gaboriau, Jean Richepin, Guy de Maupassant, Léon Bloy, Jules Lermina, Alphonse Allais, Octave Mirbeau, Guillaume Apollinaire, Gaston Leroux, Charles-Louis Philippe y Maurice Leblanc.