Este libro se centra en el análisis de la terminología poética que Juan Ramón va desplegando en su obra en verso, reflejo de un sostenido esfuerzo de conceptualización lírica en torno a la gran pregunta becqueriana: "¿Qué es poesía?". Terminología cuyo desbroce e interpretación exigen un delicado análisis de su particular sentido en cada poema, pero también de su funcionamiento en el sistema general del pensamiento metapoético del autor, y, claro está, de las complementarias precisiones discursivas presentes en su prosa "crítica". Tarea ciertamente compleja, que exige familiaridad con la teoría literaria moderna y a la par finura de análisis y sensibilidad en la lectura de los poemas, y también un disciplinado esfuerzo de ordenación que ponga al alcance de los lectores la riquísima y a la par complicada, "selva" terminológgica de Juan Ramón.
En 1946, tres años después de la publicación de los dos primeros fragmentos de Espacio, aparece La estación total con las Canciones de la nueva luz, que desde una primera lectura muestra inmediatamente líneas de contenido paralelas a las del extenso poema en prosa. En este sentido, La estación total se constituye en el umbral que abre el acceso a la poética del último Juan Ramón Jiménez. Radica aquí, según creo, la importancia capital de este libro que ha sido en general y de forma incomprensible bastante desatendido por la crítica. No existe sobre él ni un solo estudio monográfico, a pesar de que abundan las referencias aisladas sobre el mismo. En estas referencias es un lugar común aludir vagamente a su compleja historia de gestación y de publicación.
Ésta es la historia de un poeta que enamoró a las musas y que recorrió medio mundo en busca de un lugar tranquilo en el que poder escribir. Juan Ramón Jiménez leyó y escribió tanto que, como al caballero Don Quijote, a punto estuvo de que se le secara el cerebro. Y, montado en un burro llamado Platero, salió en busca de aventuras, que encontraría junto a colegas suyos, entre las monjas del Sanatorio del Rosario y, por fin, en el amor eterno y la risa hermosa de Zenobia Camprubí. Así, feliz junto a ella, pudo descansar tranquilo.
En el libro se presentan los microrrelatos de Juan Ramón Jiménez desde la perspectiva de la microficción. En particular, se estudia el proyecto inacabado llamado por el autor El Creador sin escape, compuesto por los tomos Edad de oro, Ala compasiva y Cuentos largos, completado por un análisis del libro Crímenes naturales. Dicho proyecto consta, en gran parte, de textos narrativos, cuentos largos, como los denominaba el poeta. El Creador sin escape es una obra de una complejidad temática y formal enorme, y, a la vez, una prueba de una maestría sorprendente en el uso de los recursos propios del microrrelato como se conocen hoy en día. Estos rasgos de la cuentística juanramoniana constituyen para la autora de esta monografía un acicate para repensar el lugar de Juan Ramón Jiménez en la historia de la literatura y el desarrollo del microrrelato, pero también para plantear la pregunta sobre si es justificado vincular los aspectos distintivos del género en cuestión con la estética posmoderna o contemporánea. La autora señala que las características del microrrelato que suelen percibirse como resultantes de las peculiaridades de la vida y cultura contemporáneas (desarrollo de las urbes, crisis de la identidad, fragmentarismo, ritmo rápido, hibridez genérica) nacieron, de hecho, dentro de la estética de la primera mitad del siglo XX.