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ROBINSON CRUSOE: Ajubel -una novela en imágenes inspirada en la obra de Daniel Defoe -con un comentario de Leonardo Padura Fuentes.
El Diablo es uno de los protagonistas preeminentes de la cultura occidental. La Iglesia le ha atribuido, desde su fundación, todo tipo de crímenes, maldades y travesuras. Ahora bien, quizás Satanás no es tan poderoso y despiadado como lo pintan aquellos que a lo largo de los siglos han llevado la voz cantante en materia de religión. Este libro recorre las peripecias del Maligno desde su expulsión del cielo hasta la venida del Mesías, con interesantes datos acerca de su origen y acciones y algunas consideraciones sobre los errores de ciertos autores respecto a las causas de su caída. Daniel Defoe, el célebre creador de Robinson Crusoe, publicó en 1726 esta Historia del Diablo, una obra a un tiempo crítica y amena, polémica y descriptiva, erudita y panfletaria. Su lectura sigue siendo imprescindible tanto para los interesados por su inmortal protagonista como para los seguidores de su no menos inmortal autor.
La historia del cuento de miedo señala RAFAEL LLOPIS, prologuista y autor de esta antología «es la historia de un instante fugaz que va desde que la razón abre la puerta de lo oculto hasta que lo oculto empieza a manifestarse dentro de la razón». El primer volumen de esta ANTOLOGÍA DE CUENTOS DE TERROR, ordenada cronológicamente, se extiende DE DANIEL DEFOE A EDGAR ALLAN POE y sus páginas incluyen, además de un cuento precursor de Lope de Vega (considerado por George Borrow «la mejor historia de fantasmas que jamás se haya escrito»), otros relatos del Marqués de Sade, Walter Scott, Matthew Gregory Lewis, Charles Nodier, Frederick Marryat, John William Polidori y Agustín Pérez Zaragoza. Los dos tomos siguientes se extienden «De Charles Dickens a M. R. James» (BT 8168) y «De Arthur Machen a H. P. Lovecraft» (BT 8169).
Robinson Crusoe y Foe componen una sola novela sobre los naufragios, personales y colectivos, sobre la inexistencia de tierras vírgenes, sobre los Viernes que Occidente esconde en el desván. «Como Odiseo en su singladura hacia Ítaca o como el Quijote montado sobre Rocinante, Robinson Crusoe, con su loro y su sombrilla, se ha convertido en un personaje de la conciencia colectiva de Occidente.» Con estas palabras, Coetzee reconoce un mito que puede y debe ser objeto de reescritura, de relectura, de parodia... En los cimientos de ambos libros, las causas y consecuencias del imperio colonial británico.