En septiembre de 1949 el exiliado republicano Antolín Moreno regresa con pasaporte inglés a un Madrid de sotanas, uniformes y corralas para reencontrarse con una familia muy distinta de la que dejó atrás. Su mujer, Luisa, busca el alivio de sus miserias en grotescas sesiones de espiritismo; su hija menor, Amelia, vive recluida en su cuartucho entre arrebatos de beatería y autocompasión por su débil salud; el mediano, Juan, busca asidero en su dogmática militancia comunista; y Pedro, el mayor, se ha convertido en un falangista sin convicción que trata de medrar a cualquier precio dedicado al estraperlo, el proxenetismo y el tráfico de drogas. La llegada de Antolín alterará drásticamente sus vidas, creando conflictivas expectativas y despertando viejos fantasmas. Con La raíz rota, hasta ahora inédita en España, Arturo Barea abordó desde la ficción aquello que en su célebre trilogía La forja de un rebelde no pudo completar desde el relato autobiografíco: el retorno del exilio y la experiencia del desarraigo.
Las tres novelas de corte autobiográfico que se reúnen bajo el título de La forja de un rebelde son su obra cumbre. La primera de ellas, La forja, narra la infancia y adolescencia del protagonista. La segunda, La ruta, se centra en su sangrienta y traumática experiencia militar en el norte de África, tras la cual sufre una profunda transformación. Finalmente, La llama recoge sus impresiones y vivencias previas al estallido de la Guerra Civil para después sumergirse de pleno en el conflicto bélico.
Un retrato desolador y realista de una familia del Madrid de posguerra; una familia que, como tantas otras, ha quedado con sus raíces rotas. Cuando Antolín regresa a Lavapiés después de un largo exilio se da cuenta de que su hogar ya no es su hogar. Corre el año 1949 y el país se ve sumido en las miserias de la posguerra. Su familia no es una excepción. Luisa, su esposa, no se parece al recuerdo que mantenía vivo en su memoria y la condición con la que encuentra sus hijos es aún más descorazonadora. Pedro, el mayor, se ha convertido en un «camisa nueva» con todas sus esperanzas puestas en la falange. En cambio, el menor participa de las actividades clandestinas del Partido Comunista. Por último, descubre que la única preocupación de su hija Amelia, que parece ajena a la situación que vive el país, es convertirse en monja. Tras haber sobrevivido a la guerra, haber asumido el exilio y la miseria, parece que Antolín todavía no se ha enfrentado a la lucha más amarga que haya tenido que librar nunca. Reseña:«Hay que calificarla simplemente de acontecimiento excepcional.»Javier Goñi, Babelia