This work has been selected by scholars as being culturally important and is part of the knowledge base of civilization as we know it.This work is in the public domain in the United States of America, and possibly other nations. Within the United States, you may freely copy and distribute this work, as no entity (individual or corporate) has a copyright on the body of the work.Scholars believe, and we concur, that this work is important enough to be preserved, reproduced, and made generally available to the public. To ensure a quality reading experience, this work has been proofread and republished using a format that seamlessly blends the original graphical elements with text in an easy-to-read typeface.We appreciate your support of the preservation process, and thank you for being an important part of keeping this knowledge alive and relevant.
Hay autores que no tienen el reconocimiento que se merecen. En esa categoría, ocupada en el pasado por nombres ahora tan ilustres de nuevo como Stefan Zweig o Thoreau, Arnold Bennett ocupa un lugar destacado. Bennet es un gran representante de aquellos escritores brillantes en el humor y en el drama, en la aparente ligereza y en la profundidad de los sentimientos más ocultos. Poco a poco se va presentando al lector en lengua castellana, y Riceyman steps, una de sus novelas más destacadas, no había sido aún rescatada. Riceyman steps es una novela de libros, de miseria, de amor, de Londres? de todo lo humano. A través de unos personajes que muestran las sombras o la luz con la que cada uno alumbra o ensombrece su vida, nos habla de los grandes temas sirviéndose de la intimidad de un matrimonio en una pequeña librería de segunda mano. Lo mejor y lo peor, la desdicha y la esperanza, florece y nos refleja.
El destino de Denry Machin parece estar escrito en piedra: hijo de una costurera, trabaja como secretario y no tiene aspiraciones que estén por encima de su clase social. Pero, de repente, todo cambia cuando descubre que tiene la oportunidad de incluir su nombre en la lista de invitados al baile de la condesa de Chell. En la fiesta, le gana una apuesta al rico Harold Etches y unos días más tarde, cuando su jefe lo despide, las ganancias constituyen su único sustento económico. A partir de entonces, Denry enlaza una aventura con otra en un arduo intento por convertirse en una persona de renombre. Y cuando menos se lo espera, encuentra el amor , o eso cree él. Ambientada en la segunda mitad del s. XIX, El as nos muestra al Arnold Bennett de humor más brillante y con más gancho: tanto las ambiciones del personaje principal como su vida amorosa están marcadas por situaciones ridículas y divertidas. Además, la aguzada mirada satírica de Bennett sobre la gente de provincias que vive en la región denominada «the Potteries», famosa por la industria de la cerámica, no hace sino potenciar el divertimento.
¿Quién de nosotros vive con veinticuatro horas al día? Y, cuando digo «vive», no digo «existe» ni digo «pasa por ahí». ¿Quién está libre del presentimiento de que las grandes tragaderas de tiempo de nuestras vidas están descontroladas? ¿Quién puede estar seguro de que su magnífico traje no se ve deslucido por un sombrero vergonzoso; o de que, preocupado por la cubertería, no ha olvidado la calidad de la comida? ¿Quién de nosotros no se dice a sí mismo, se pasa la vida diciéndose, «cuando tenga tiempo cambiaré esto y lo otro»? Nunca tendremos más tiempo. Tenemos, siempre hemos tenido, todo el tiempo que hay. La intuición de esta profunda y poco conocida verdad (cuyo descubrimiento, por cierto, no me atribuyo) me ha llevado a emprender un minucioso examen de los dispendios diarios del tiempo.