Graduado ya de Medicina, en julio de 1953, el Che emprende un nuevo recorrido por tierras latinoamericanas. Este, su segundo diario de un viaje continental, revela el deslumbramiento ante las nuevas realidades descubiertas, y la forja de su compromiso social ante escenas conmovedoras que lo estremecieron para siempre. Otra vez es un texto de aprendizaje y consagración, lleno de claves para la comprensión de la vida y la obra de Ernesto Guevara. A pesar de su juventud, o precisamente gracias a ella, asistimos a su búsqueda del camino hacia a la revolución, la consolidación de su gran amor por la humanidad y su inmensa estatura moral. No sorprende, pues, ese final inconcluso que antecede a su partida de México hacia Cuba en el yate Granma, bajo el mando de Fidel: «Este año puede ser importante para mi futuro. Ya me fui de los hospitales. Escribiré con más detalles». Ante él se abría el camino resuelto de la lucha por los pueblos.