Esta obra rinde homenaje, con motivo del centenario de su nacimiento, al beato obispo Óscar Romero, mostrándolo ante la dificultad de los tiempos que le tocaron vivir y en un esfuerzo por permanecer fiel al Evangelio. En la década de los 70 fue conocido por todo el mundo por su actuación en favor de la justicia y la paz, donde gracias a su palabra y ejemplo abrió caminos de liberación y reconciliación. Por eso, su figura sigue siendo una referencia gracias a la rica herencia de su testimonio, un símbolo de un cristianismo profético y liberador de la Iglesia salvadoreña y latinoamericana. Un referente para creyentes y no creyentes de la lucha por la justicia.