El autor comienza mencionando a Mons. Eugenio Romero Pose, a J.J. Ayán y al P. Orbe como apasionados descubridores de la teología de San Ireneo. El santo pertenece, como sabemos, a la denominada tradición asiática y su pensamiento es muy afín al de san Justino y san Hipólito. En estos tiempos de ultramodernidad, donde el relato cristiano parece en un nuevo neopaganismo, o diluirse en las nuevas espiritualidades de la New Age, o ser combatido por el laicismo cerrado, es necesario presentar lo más propio y original del cristianismo para así redescubrirlo. Está en la misma línea de la encíclica "Spe Salvi".
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