La mayoría de los niños tienen la suerte de aprender a tratar a Dios, a la Santísima Virgen, a los santos y a los ángeles de labios de sus padres. Las memorizan con toda facilidad y les gusta verlas por escrito. También en todas las edades se agradece el reencuentro con esa sabiduría que nos ha transmitido la familia, máxime si se han olvidado.
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