El dolor es un mosaico de respuestas físicas, emocionales y espirituales cuando sufrimos una pérdida. Para curarnos, debemos aceptarlo. Esto significa que debemos reconocer nuestro sufrimiento y darle tiempo, espacio y prestarle la atención que necesita. Es una invitación a curar nuestra alma por medio de la oración. Este librito quiere ayudarnos a hablar con Dios con el espíritu de los Salmos: desde el corazón, y tal como somos cada día.
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