Pío Baroja cedió continuamente a la tentación de verter en su extensa obra opiniones, juicios y sentencias sobre una variedad de asuntos tan amplia (ciudades y libros, autores y corrientes filosóficas) como su insaciable curiosidad. Miguel Sánchez Ostiz se ha encargado de seleccionar estos fragmentos, cuidando siempre de no descontextualizarlos, pero asombrándose él mismo, a medida que avanzaba en su trabajo, de la agudeza, perspicacia y actualidad de este prolífico autor de la generación del 98. Sánchez Ostiz ha querido ir más allá de una simple recopilación de textos, y por ello ha planteado el libro como un original breviario, ordenado alfabéticamente, cuyas voces han sido elaboradas a partir tanto de la obra de ficción como de las memorias y ensayos. De estas «entradas» afirma que son «voces diversas, opiniones contundentes y sentimentales, retratos apasionados o al vitriolo, sentencias, ideas recurrentes, obsesivas, que dan la medida de la complejidad del pensamiento de Pío Baroja, más hecho de curiosidades varias y matices que de convencionales lugares comunes, de ideas a contrapelo que de conveniencias sociales. El breviario es una incitación a recorrer el vasto mundo barojiano, las páginas menos frecuentadas y por lo mismo menos tópicas que siguen conservando toda su frescura, la de quien no tuvo otro norte que el de ser, cuando menos, sincero».