En Las palabras del árbol, Elena Poniatowska elabora un retrato íntimo de Octavio Paz basándose en conversaciones, recuerdos, cartas y trozos de poemas. Rescatando no solo la voz del poeta sino haciéndose parte de ella, narrando en segunda persona los momentos que compartieron, construyendo un testimonio de una de las figuras más polémicas de las letras mexicanas. «Mil novecientos cincuenta y tres. ¿Te acuerdas, Octavio? Carlos Fuentes dio una cena para ti en su casa de Tiber, en ausencia de sus papás (siempre hacía las cosas en ausencia de sus papás) [...]Yo estaba impresionadísima porque acababa de leer Cuerpo a la vista. Nada igual había estado jamás frente a mis ojos.» Valiéndose de su experiencia periodística y su innegable habilidad para la entrevista, Poniatowska desinhibida y preguntona da cuenta del paso del Nobel mexicano por los conflictos de su tiempo, recorriendo sin solemnidad su trayectoria poética, filosófica y política.