Excepción hecha de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, los escritores místicos de mayor altura florecieron en el siglo xIv de la Iglesia católica. Precisamente cuando la Iglesia jerárquica se hallaba más postrada por el cisma de occidente y en la sociedad europea se iniciaba el secularismo, llegado a sus últimas consecuencias en nuestro tiempo. Jan van Ruusbroec (1293-1381) es considerado como el mejor escritor místico anterior a San Juan de la Cruz. El santo Carmelita y muchos escritores es-pañoles del siglo XVI y XVII se sirvieron copiosamente del místico de Flandes, el cual, siguiendo el esquema del Pseudo Dionisio Aeropagita, despliega con unición de experiencia mística las tres edades de la vida interior; las llama unión del corazón, unión del espíritu, vida trinitaria. La Beata Isabel de la Trinidad, carmelita de nuestro siglo, tuvo por guía espiritual al Beatro Ruusbroec, citado por ella más veces que su santo Padre Juan de la Cruz. Fuera de España, católicos y protestantes lo leen con frecuencia, como en España era leído a lo largo del Siglo de Oro.