Sin tradición, todo es plagio (diría el Dr. Marañón). Sin conocer la tradición de cada lugar (cada quien de la suya), se corre el peligro de repetir como memos las tradiciones ajenas o los productos manufacturados por multinacionales ansiosas de homogeneizar en uno solo el mercado, en una sola todas las maneras de pensar y concebir el mundo. Durante siglos, los castellanos se asombraron, atemorizaron, pasmaron, sonrieron y aprendieron con los personajes que aquí nuevamente relata y trae a nuestros días y a nuestra época la pluma sensible pero nada sensiblera de Feli Rebaque. Las ilustraciones de Graciela García recrean hermosamente las atmósferas necesarias para una lectura deleitosa.