En mi último encuentro con antiguos compañeros de clase, intercambiamos muchas antiguas vivencias del colegio. Una de ellas era la siguiente: ¿Te acuerdas de cómo trenzábamos pulseras de la amistad debajo del pupitre? ¡Fijábamos los hilos con un imperdible en nuestro pantalón vaquero y seguíamos con la pulsera! De eso hace ya algunos años —tengo que reconocer que incluso décadas—, pero sigo encontrando a jóvenes que disfrutan trenzando pulseras. Las pulseras de este libro destacan por su perfecta combinación de colores y por sus formas adornadas con cuentas de diversas formas: cuadradas, redondas, en forma de corazón… ¡Os deseo a todos que disfrutéis trenzando y regalando pulseras!