Aquí radican algunos de los nuevos vocablos que recrean la terminología del constitucionalismo que viene. Conceptos como el de «empoderamiento», anglicismo construido sobre el término empowerment, que viene a proclamar la recuperación del poder desde instancias populares (de nuevo, puro reconocimiento de que ese poder, como expresión de la soberanía, hacía tiempo que dejó de residir en el pueblo); pero también la insistencia en la denominada «democracia participativa», como propuesta de superación de la «democracia representativa» a la que parece limitarse el democratismo actual, constatando con ello el vaciamiento de contenido de la idea de democracia, pues lo que no debiera ser más que una redundancia al estilo de «agua húmeda» o «fuego caliente» ha terminado desgraciadamente por tener sentido