Esta Biblia, ilustrada por Giuliano Ferri se dirige principalmente a los más jóvenes. En ella se pretende recrear la magia de los grandes ciclos pictóricos medievales. Se quiere lograr una armonía entre las palabras y los signos, entre las voces y las imágenes, que permita captar el mensaje divino en su integridad originaria no sólo por medio de la lectura o el oído, sino también a través de la contemplación.