Entre una serie de estudiantes, la mayor parte de ellos serios, trabajadores y comprometidos (menos Lalo, cuya única ambición es no aprobar nunca y gozar de la vida de la universidad), aparece Natalia Valdés, Natacha, la primera mujer doctora en Pedagogía de España. Oculta su historia a su compañeros: huérfana y abandonada, educada en un reformatorio, sólo la adopción por Don Santiago, el rector de la Universidad, le ha salvado de aquel lugar que recuerda con horror. Sandoval, un médico, viene a ofrecerle la dirección del Reformatorio de las Damas Azules, precisamente el mismo en el que ella estuvo. Natacha acepta con la ilusión de conseguir transformar aquella cárcel en un sitio de alegría. Mientras, Lalo le ha declarado amor, pero ella le reprende, con cariño, por su irresponsabilidad y le recomienda que se enfrente a la vida…NUESTRA NATACHA es la obra más revolucionaria y combativa de Casona, y también la más alegre y esperanzada, testimonio de una juventud que fue destruida para siempre durante los tres años de la cruenta guerra civil española. Concebida como un homenaje a los participantes en las Misiones Pedagógicas y el Teatro del Pueblo, en su éxito tuvieron mucho que ver las especiales circunstancias históricas que vivía España. Estrenada sólo seis meses antes de la guerra civil, en un clima de pasiones enfrentadas, NUESTA NATACHA ponía sobre el escenario del teatro varios de los temas que estaban en el debate político y social: los reformatorios, la coeducación (en un amplísima mayoría de los centros educativos españoles los dos sexos estaban rígidamente separados), la función de la universidad, la necesidad de un compromiso social de la juventud... Y planteado todo ello, no por medio de largos discursos, ni a través de historias lacrimógenas o dramones tremebundos, sino en clave de comedia, buscando la sonrisa o la risa de los espectadores, presentando una juventud, que, además de solidaria, responsable y trabajadora, era alegre.