Claudia Franco inició en 1997 una aventura interior de consecuencias asombrosas. En el norte de Alemania comenzó un retiro en el que se mantuvo 21 días sin comer, de los cuales estuvo siete sin ingerir tampoco líquidos. Ese fue solo el principio. Sus retiros llegaron a ser de 40 días sin comer ni beber, haciéndolos cada vez más periódicos, hasta un punto en que eliminó toda ingesta de alimentos y líquidos en su vida. En todos esos retiros y procesos, donde se mezclaban el dolor, la purificación y la regeneración junto a estados de expansión de la conciencia, Claudia experimentó un proceso de transformación interior no solo físico sino especialmente espiritual, unido a comprensiones muy profundas respecto al ser humano, a la creación, a la vida y la muerte, a Dios. Una obra llena de autenticidad, con un mensaje que es el resultado de una conquista realizada en su cuerpo,célula a célula, en una experiencia que aún continúa.