Para que la clase de Religión no sea un rollo, para que estimule la atención y el gusto por la asignatura, esta se debe dar de una forma creativa, atrayente, divertida, participativa, para lograr que se asimilen los contenidos y lleguen al corazón y la vida de los alumnos. Este es un libro práctico, escrito desde la experiencia cotidiana de la autora, que comparte lo que intenta vivir cada día entre sus alumnos de Religión en un colegio público.