Llevaban faldas largas, corpiño y sombrero cuando la ocasión lo requería, pero estaban dispuestas a disfrazarse de grumetes o recorrer un país entero a lomos de caballo para saciar su curiosidad de mujeres inquietas. Fue así como estas viajeras que vivieron hace muchos siglos fueron descubriendo los secretos de los harenes turcos, conocieron a fondo la estepa rusa y llegaron hasta las ruinas de Palmira cruzando el desierto sirio. De todas ellas habla Barbara Hodgson en un libro donde letra e imagen se unen para componer un magnífico retrato de un mundo que ya no existe. Para hablar de las viajeras españolas hemos pedido la colaboración de María Pilar Queralt, que firma el capítulo especialmente dedicado a las aventureras de nuestro país. En su día casi todos tacharon a estas damas de excéntricas e insensatas; hoy su ejemplo nos demuestra que una señora tenaz e inteligente, lleve enagua, tejanos o un vestido de alta costura, puede cruzar cualquier frontera: basta con que se lo proponga.