>Hablar de la niñez es introducirse en un terreno fértil en representaciones de una intensa implicación subjetiva y social. Mutación, maleabilidad, transitoriedad, metamorfosis; niñez temprana, en particular, contiene en sí mucho más todavía, la noción de desvalimiento, desprotección, indefensión, fragilidad, al mismo tiempo que la de desarrollo y potencialidad. La prematuración del sujeto humano, la modalidad de su constitución subjetiva, la tensión entre la sobredeterminación y el potencial de transformación, que pone en juego los grados de dependencia y de libertad, nos conducen invariablemente al conjunto diferenciado de adultos más o menos “cuidadores” con los que conviven los niños: madres, padres, familiares, maestras e instituciones que encarnan ese espacio imprescindible para su constitución, espacio propiciatorio y proveedor, espacio de subjetivación, espacio de responsabilidad social. Esa obligada relación al otro parental-social abre un espectro amplio para abordar las problemáticas y temáticas de los primeros años de vida; las vicisitudes del proceso de subjetivación; las características del desarrollo infantil y las prácticas de crianza, de educación, de salud, en el ámbito de las familias y en el de las instituciones