Félix Romeo creía en la amistad como otros creen en la vida eterna. Creía que unas bragas son lo más diferente a la muerte que existe. Creía que todo el mundo tiene un don. Creía que todo el mundo debería vivir enamorado. Creía que hay buenos y malos. Creía que cuando uno se muere su yo se disuelve y ya está. Aunque en este último punto estaba equivocado: este libro es la prueba.
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