Este libro da a conocer las originarias fronteras políticas de Navarra. El espacio físico sobre el que se desenvuelven las modernas sociedades democráticas tiene un trascendental valor jurídico-político, y la territorialidad, conformada por las conocidas tradicionalmente como fronteras, es la base física sobre la que se ejerce la estatalidad. Las actuales fronteras de Navarra nunca han sido fruto de la libre voluntad de los navarros, sino de sucesivas conquistas; y ello, pese a la garantía jurídica de numerosos tratados internacionales, y al inmenso esfuerzo del pueblo navarro a lo largo de generaciones para defender su independencia. Las ruinas y muros de los castillos que todavía se alzan como interrogantes para los que ignoran su origen y función, reflejan los restos de líneas defensivas levantadas frente a la presión violenta de los invasores. Los territorios hoy conocidos como provincias, configurados fuera de los límites de Navarra, fueron producto de las conquistas, y son la arquitectura jurídico-administrativa de la dominación. Los testamentos de los dos más poderosos reyes españoles, Carlos I y Felipe II aquí incluidos, no dejan lugar a dudas sobre la ilegitimidad de la ocupación de Navarra por España: ocupación que fue considerada por Thomas Hobbes como absolutamente injusta y contraria a Derecho.