Náufragos sin isla –tercera novela del autor- hace referencia a la imposibilidad de acceder al conocimiento si no es con la aceptación plena del amor. Nuestro joven protagonista –Gilles- intuye que más allá de los sueños existe un sentido y una intencionalidad oculta de las motivaciones y de las cosas. Las relaciones amorosas, surgidas de una comprensión intuitiva de la interacción mágica y simbólica entre las personas, le otorgarán la posibilidad de hallar la sincronicidad entre mundos aparentemente opuestos. Habiéndose caracterizado siempre por su huida del compromiso con la vida, luego termina por reconocer –incluso contraviniendo su voluntad y traicionando sus más firmes convicciones- de que la única escapatoria a su encrucijada es la asunción del propio destino… …y ese destino se lo va a servir, en bandeja de oro, la pasión.