Una reflexión como historiadores contemporaneistas acerca de sus responsabilidades profesionales a la hora de narrar lo ocurrido en el pasado con el terrorismo de ETA y sus efectos en la sociedad vasca y española. Muchas preguntas sobre las obligaciones y los límites de una historiografía rigurosa. Un acercamiento cuestionador de nuestras obligaciones con las víctimas y una denuncia clara de políticas públicas de memoria confusas o erróneas y de construcción de narrativas falsas.