Nada, nadie. Después de los pavorosos terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, en la ciudad de México nada ni nadie serán nunca más los mismos. Pánico, desesperación, rabia, impotencia, horror, rescates, solidaridad, muerte, la megalópolis sembrada de destrucción por doquier. ¿Por qué cayó este edificio y no aquél? ¿Por qué se contaba uno entre los vivos? De inmediato, desde el primer momento, obedeciendo a un extraordinario sentimiento colectivo, los sobrevivientes se lanzaron a las tareas de rescate, la inmensa mayoría de ellos sin más medios que sus manos, su emoción y, en casos incontables, su heroísmo. Una de las ciudades más pobladas y más extensas del mundo se volcó a los lugares donde los sismos la habían herido de muerte. El polvo y el humo flotaban como si hubiera ocurrido un bombardeo. Mientras un niño salía indemne de debajo de grandes losas, en otros sitios la gente lo que extraía eran cadáveres, y por todas partes los rescatistas pasaban días y noches luchando con las vigas retorcidas y el concreto desplomado. Nada de todo aquello se olvida. Nadie podría contar por sí solo esta historia. En este libro Elena Poniatowska recoge, una vez más, cientos de voces que hablan de aquellos días aciagos que la solidaridad hizo históricos.